Nos hemos acostumbrado a vivir entre mendigos, a convivir con la miseria escrita en un cartel que pide dinero para seguir comiendo, pero a la que ni siquiera le prestamos atención.
Olvidamos que podemos ser ellos mañana e ignoramos que Chipre, como nosotros, está en el Mediterráneo.También Grecia, la cuna de la civilización occidental, la primera piedra de una democracia que parece que, después de todo, ha desaparecido. Sólo hay que ver a Sócrates morir, mientras asegura que no se arrepiente de nada y que sólo escucha a una voz interior, antes de beber la cicuta. La misma que tuvo que claudicar ante un dios que no era olímpico.
Debe ser este Mar, el nuestro. Debe ser él el que se empeña en adormilarnos con sus playas alargadas, con este clima de sol y humedad a partes iguales, el que nos deja sin respuesta. Es curioso, por este mar han luchado muchos, los siglos lo demuestran. Algo debe tener, de lo contrario los del Báltico no vendrían a conquistarlo.
Sí, el sol sale por el este todos los días. Todos estamos seguros de que mañana será igual. Pero mientras esperamos que el bebé chipriota de la foto, al que le han escrito el "no" en la palma de la mano, no tenga que volver a repetirlo en un futuro, ya no podemos esperar más. No hemos vivido por encima de nada, hemos vivido como nos han dejado. No le debemos nada a nadie; ellos (sean quienes sean) son los que tienen que rendir cuentas.
Vale ya de los "países mediterráneos", vale ya de casas vacías mientras hay mucha gente en la calle. Vale ya de todo. Nos hemos hartado, hace mucho; y sí, también, los primeros, los mediterráneos. No somos ellos:
los que nos han llevado a la situación en la que estamos; tampoco los que debemos soportar las quitas, los recortes o las consecuencias que algún hijo de puta ha estimado más favorables para ellos.
Ésa es la idea, pero según lo que leo, ya no sé ni por dónde saldrá el sol mñana, tampoco cuándo piensa la gente llenar las calles o empezar por quemar algún contenedor (¿qué excusa más necesitamos?). Sería muy simple decir que a los del Norte su mar no les da horas de sol y posibilidad de hacer castillos de arena y que vienen al Sur a sacarnos hasta el último grano; pero el Sur, al menos los españoles, no movemos un dedo.
Es el momento. Tan sencillo como eso. O salimos a la calle, o nos comen. O gritamos más fuerte que nadie, o ninguno escuchará nada. No, los del Sur no somos los culpables, no todos. Entre nosotros hay mucho desgraciado que sí, ha vivido como un Rey (o EL Rey), pero el resto seguimos malviviendo. Ya está bien de castigos injustos y recortes "necesarios".
Mientras tanto, los del Mediterráneo (en conjunto) salimos malparados; nos hemos convertido en los mendigos de Europa. Nadie nos ve, ni siquiera entre nosotros mismos. Pasamos a nuestro lado como si no existiéramos y sólo nos dignamos a darnos una moneda a cambio de tres...
Pero no, ya lo he dicho, me niego. No somos Aznar, ni Zapatero, tampoco Rajoy ni Anastasiadis. Jamás les bailaremos el agua, como tampoco lo haremos con otros tantos. Aquí, algunos piden comida a través de un cartel; otros, reclaman vivienda o ayuda a la dependencia. En Grecia arden las calles y en Chipre los "no" empiezan a escribirse en las manos, incluso en la de los bebés. Ya te digo, no somos como ellos.
Parece que los problemas siempre vienen del Sur, vengan del continente que vengan. Y algunos creerán que la culpa es del Mediterráneo, y de Serrat, por cantarle..
Olvidamos que podemos ser ellos mañana e ignoramos que Chipre, como nosotros, está en el Mediterráneo.También Grecia, la cuna de la civilización occidental, la primera piedra de una democracia que parece que, después de todo, ha desaparecido. Sólo hay que ver a Sócrates morir, mientras asegura que no se arrepiente de nada y que sólo escucha a una voz interior, antes de beber la cicuta. La misma que tuvo que claudicar ante un dios que no era olímpico.
Debe ser este Mar, el nuestro. Debe ser él el que se empeña en adormilarnos con sus playas alargadas, con este clima de sol y humedad a partes iguales, el que nos deja sin respuesta. Es curioso, por este mar han luchado muchos, los siglos lo demuestran. Algo debe tener, de lo contrario los del Báltico no vendrían a conquistarlo.
Sí, el sol sale por el este todos los días. Todos estamos seguros de que mañana será igual. Pero mientras esperamos que el bebé chipriota de la foto, al que le han escrito el "no" en la palma de la mano, no tenga que volver a repetirlo en un futuro, ya no podemos esperar más. No hemos vivido por encima de nada, hemos vivido como nos han dejado. No le debemos nada a nadie; ellos (sean quienes sean) son los que tienen que rendir cuentas.
Vale ya de los "países mediterráneos", vale ya de casas vacías mientras hay mucha gente en la calle. Vale ya de todo. Nos hemos hartado, hace mucho; y sí, también, los primeros, los mediterráneos. No somos ellos:
los que nos han llevado a la situación en la que estamos; tampoco los que debemos soportar las quitas, los recortes o las consecuencias que algún hijo de puta ha estimado más favorables para ellos.
Ésa es la idea, pero según lo que leo, ya no sé ni por dónde saldrá el sol mñana, tampoco cuándo piensa la gente llenar las calles o empezar por quemar algún contenedor (¿qué excusa más necesitamos?). Sería muy simple decir que a los del Norte su mar no les da horas de sol y posibilidad de hacer castillos de arena y que vienen al Sur a sacarnos hasta el último grano; pero el Sur, al menos los españoles, no movemos un dedo.
Es el momento. Tan sencillo como eso. O salimos a la calle, o nos comen. O gritamos más fuerte que nadie, o ninguno escuchará nada. No, los del Sur no somos los culpables, no todos. Entre nosotros hay mucho desgraciado que sí, ha vivido como un Rey (o EL Rey), pero el resto seguimos malviviendo. Ya está bien de castigos injustos y recortes "necesarios".
Mientras tanto, los del Mediterráneo (en conjunto) salimos malparados; nos hemos convertido en los mendigos de Europa. Nadie nos ve, ni siquiera entre nosotros mismos. Pasamos a nuestro lado como si no existiéramos y sólo nos dignamos a darnos una moneda a cambio de tres...
Pero no, ya lo he dicho, me niego. No somos Aznar, ni Zapatero, tampoco Rajoy ni Anastasiadis. Jamás les bailaremos el agua, como tampoco lo haremos con otros tantos. Aquí, algunos piden comida a través de un cartel; otros, reclaman vivienda o ayuda a la dependencia. En Grecia arden las calles y en Chipre los "no" empiezan a escribirse en las manos, incluso en la de los bebés. Ya te digo, no somos como ellos.
Parece que los problemas siempre vienen del Sur, vengan del continente que vengan. Y algunos creerán que la culpa es del Mediterráneo, y de Serrat, por cantarle..
La constatación casi inevitable de la decadencia de Europa me pone de muy mala leche. Y estando lejos, lo que más rábia me dá, es que la gente (desde fuera) piensa que "seguro que los de Europa exageran, que no será para tanto". Y me cabreo y me dan ganas de abrir cabezas. El problema no es (o al menos no solo) que la vida ahora es mucho peor de lo que era (en general. la pobreza aumenta a pasos de gigantes), la mierda son las expectativas creadas a generaciones que ahora ya, seran eternamente frustradas. Joder. Y somos de esas.
ResponderEliminarSomos el mendigo que se comerá su comida. Que vayan con cuidado que cuando Rajoy se cabrea... Recordemos que el problema no son ellos (los del norte, los de fuera, los bárbaros), el problema somos nosotros!
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