Había veces en las que la Funambulista debía hacer el papel de la Contorsionista, el Circo lo pedía. Necesitaban a alguien capaz de meterse en una caja y salir indemne mientras la gente sufría por verla salir del cajón.
Ella preparaba los números igual: miraba la caja y pensaba que iba a hacerlo, el cable no era tan distinto de los muros de cristal. Muchas noches salía de Funambulista y volvía al camerino como Contorsionista. Estaba en contrato, pero nadie le advirtió de la letra pequeña.
Esa letra que siempre jode, esa letra que nadie mira pero que está; ésa que parece insignificante, pero que marca los años de hipoteca-vida. Con ésas iba ella, la Funambulista, reconvertida a ratos en Contorsionista.
Empezaba la una y terminaba la otra, cosas de la letra pequeña, casi sin previo aviso. El contrato, por lo visto, nunca estuvo del todo claro. Además, por suerte, era indefinido.
Ella preparaba los números igual: miraba la caja y pensaba que iba a hacerlo, el cable no era tan distinto de los muros de cristal. Muchas noches salía de Funambulista y volvía al camerino como Contorsionista. Estaba en contrato, pero nadie le advirtió de la letra pequeña.
Esa letra que siempre jode, esa letra que nadie mira pero que está; ésa que parece insignificante, pero que marca los años de hipoteca-vida. Con ésas iba ella, la Funambulista, reconvertida a ratos en Contorsionista.
Empezaba la una y terminaba la otra, cosas de la letra pequeña, casi sin previo aviso. El contrato, por lo visto, nunca estuvo del todo claro. Además, por suerte, era indefinido.
Ya lo sabía, "esta chica llegará lejos", pensaba para mis adentros, pero no esperaba un cambio tan radical en el corto espacio de una actuación. Pasar de la libertad que proporciona el cable al ahogo de la caja no está al alcance de cualquiera, sólo ella lo podía hacer. Por eso el circo bascula a su alrededor, por eso ella es la única imprescindible.
ResponderEliminarCon todo, algo no me encaja en su narración, esa referencia a la letra pequeña de un contrato que no existe me hace pensar en una cierta sensación de fraude. En el circo nunca han existido contratos escritos aunque, eso sí, todos son indefinidos por definición.
Es que la Funambulista es capaz de amoldarse a la situación, si se ha de ser Contorsionista, se es, durante un rato, eso sí.
ResponderEliminarMe encanta el final, la definición por indefinición es la mejor. Sé lo que es el tiempo hasta que me pides una definición, ya se sabe. No hay fraudes, las cartas siempre han estado claras, ni Prestidigitadores ni nada.
Está bien que no haya contratos. En el Circo siempre hemos estado por encima de ellos, la Funambulista más, de ahí que sea capaz de meterse en un caja cuando sea necesario. Son libertades distintas.
Gracias, Dueña, por recordarnos que, como el alcalde de "Amanece que no es poco", somos necesarias ;).