A Julio.
Después del mes de junio, que se ha convertido en un mes de peregrinación hacia la Tierra Pometida de julio, es hora ya de convertirnos en el Pueblo Elegido y olvidar de una vez que algún día hubo exámenes y noches sin dormir.
Es hora de asomarnos a ver qué nos depara la Tierra Prometida del verano y de leer sin prisas, de sentir el sol en la piel, de bañarse en el mar, de buscar sitios aún no encontrados, de estar con la gente y sentirse felices, de salir y beber sin remordimientos...
Esa es Mi Tierra Prometida, estoy segura.
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