Hay tardes que se hacen noches y noches que nacen mañana entre el sonido de fondo. Hay almuerzos olvidados que vuelven. Hay días en los que se tiende la colada.
Hay silencios que no necesitan traducción. Hay palabras que no llegan a explicar lo que se siente del todo.
Hay días en los que una no comprende por qué se arrastra por el mundo y vuelve a vivir. Con ganas.
Hay, también, momentos escandalosos y otros que sudan almohadas. Hay dedos que despiertan a gritos y otros que prefieren el silencio de una cama.
"De todo hay", dicen. "Hay", aunque nunca sepan cómo escribirlo. O pronunciarlo. Pero están seguras de quererlo.
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