Saber transportar la atmósfera de una habitación a una casa, como si nada hubiera sucedido, fue su victoria.
Poder no decir nada, disfrutar del silencio compartido, supuso una comodidad que pocas veces habían encontrado.
Mirarse a los ojos, incluso buscar la mirada, cuando se ponían escandalosas, resultó ser un logro por parte del espectador. Ponía mucho de su parte; sabía qué hacer cuando ellas estaban nerviosas.
Pequeños números, dirán algunos, pequeñas andanzas de una Funambulista y su circo. Para ellas, era como conseguir la dedicatoria del libro de su autor preferido.
Poder no decir nada, disfrutar del silencio compartido, supuso una comodidad que pocas veces habían encontrado.
Mirarse a los ojos, incluso buscar la mirada, cuando se ponían escandalosas, resultó ser un logro por parte del espectador. Ponía mucho de su parte; sabía qué hacer cuando ellas estaban nerviosas.
Pequeños números, dirán algunos, pequeñas andanzas de una Funambulista y su circo. Para ellas, era como conseguir la dedicatoria del libro de su autor preferido.
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