sábado, 14 de febrero de 2015

Contrato indefinido


La sensación que tenían era como de vuelta al hogar, al principio. Sólo podían servirse de sus piernas, medio en el aire. Era un volver a empezar. Estaban preparadas para el rechazo del público, pero también dispuestas a esperar su turno, si tenía que llegar. Sin prisas; nunca les había gustado el "en dos minutos estáis en escena". 

La Dueña lo sabía y no había mucho más que explicar. Entre todas habían pensado cómo hacer el número final. No iba a ser fácil, quizá no se produjera; ellas sólo pedían estirar las piernas. 

Lo importante es que las dos querían seguir en el circo, adaptándose a las diferentes situaciones; esperando no resultar aburridas o pesadas. Lo habían hablado con la Dueña y ella les daba carta libre. De momento, todo estaba en orden.

Seguirán, por lo visto, haciendo esos malabares y cabriolas que tanto les gustan. Alegres y encantadas, expectantes también, de la respuesta del público. Pero lo único que está claro es que si la Dueña las mantiene en cartel, aceptarán el contrato indefinido. 


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