viernes, 30 de agosto de 2019

Desde el cable

Te echo de menos. Tú a mí también. Si es una tontería o no, sólo lo sabe la maroma. Te echo de menos. Tengo ganas de tenerte y de quererte. De que me quieras. De apetecerte. De apetecernos. Te quiero, lo sabes.

Saludo desde el cable.

lunes, 12 de marzo de 2018

Doncs això...


Nada como una cama revuelta. Nada como unas bragas en el suelo. Nada como quitarte un calcetín negro y que caiga donde sea, o que las botas acaben perdidas por el fondo de la habitación. Nada como unos pañuelos en el suelo que sólo hablan de nosotros.

Nada como el búho observando al otro lado de la cama, esperando que llegue su turno. Ya tú sabes...

Nada como mirarte a los ojos y saber que el cable sigue firme. Mientras, sigo. Practico contigo el cíclope y el espectáculo más grande del mundo: el Circo, ya ves.

Nada hay como notarlo, sentirlo, avisarte y ver tu cara. Nada como que me mires cuando sabes lo que está por vernir: gritos y aplausos del público. Nada como saber que hoy es martes y te veo.

Nada mejor que saber que te tengo también mañana. Que lo que hay en el suelo lo recojo en un momento. O tú. O los dos.

Nada como hoy. Nada como TODO.

sábado, 6 de mayo de 2017

Más elenco

Hacía tiempo que las chicas no pasaban por aquí. Era como que no tenían la necesidad de contar, sólo querían disfrutar de lo que tenían delante, saborearlo y quedárselo para ellas. 

El Circo seguía, más vivo que nunca. Los compañeros ya se conocían y la máquina estaba ya bien engrasada. ¿Aburrimiento? ¿Rutina? Nada más lejos. Todos los días suponían un paso más. Sí, eran felices. 

La Jefa, El Chico Para Todo, el Volatiner... Todos las querían. Vigilaban que estuvieran bien. Siempre había detalles para ellas: un anillo, un libro, un colgante, una tarta improvisada con velas, búhos cumpleañeros...

Aunque eso no era lo importante. Sólo el saber que tenían a alguien a quien contarle el nuevo número, sus dudas, sus fracasos, servía. Todos eran necesarios, aunque alguno se había convertido en su favorito. El Crítico, quién lo hubiera dicho, siempre estaba, siempre respondía a sus actuaciones. No se perdía ni una. Nunca fallaba, sin duda, y si tenía que ponerlas en su sitio, lo hacía. Eso era lo que más les gustaba. Estaba, pero no como un mero espectador pasivo.

Luego estaban los acompañantes que traía, les encantaban. Lejos de ser una presión más, supusieron más búhos y regalos y fiestas cuando acababa la función.

Si lo único que se esperaba de ellas era estar y seguir así, ampliando el elenco, el Circo no cerraría nunca las puertas. 

martes, 29 de noviembre de 2016

Que alguien te respire

La Funambulista no sabía lo que era que alguien te prestara tanta atención hasta el otro día, y mira que ya llevaba números a su espalda. Creo que fue el domingo, y ella algo imaginaba. Pero aquel "¿Te preparo una tortilla?" del Chico Para Todo, la dejó sin palabras, compuesta y con novio.

Que alguien te mire así mientras estás en el cable y que al bajar te haga respirar de esa forma, sólo significa que no hay más remedio que quererle.

P.D: No hay nada mejor que alguien te respire. Y que te inspire.

viernes, 26 de agosto de 2016

Llegó la Gira...

La Funambulista seguía resintiéndose del último golpe, pero el Show tenía que continuar. Así lo avisó la Jefa a todos los circenses: el 6 de agosto empezaba la Gira Internacional, habría que ver cómo terminaba el 22. Todo el mundo en el Circo estaba nervioso. El Taquillero no sabía comunicarse en aquel idioma; el Acomodador no sabía si encontraría espacio para todos; pero la Jefa, al verlos a todos intranquilos, dijo "sólo 15 días más". Ellas, por su parte, no querían fallar en su gran número.

La Trapecista aprovechaba el verano para seguir inventando números. La Funambulista se resentía del golpe y su única preocupación era no poder concluir el acto, no ser capaz de terminar con una gran actuación y llegar al final del cable.

Todo listo, preparados los aperos y también las ganas de comerse el mundo. Lisboa esperaba. Primero un puente previo pago, después rampas eternas. Llegó la caravana a unas escaleras que hacían pensar si se quería saltar o no a la piscina. Vaho, vapor, calor y ventiladores. Sol de agosto e incendios provocados. Llamaradas y ganas, muchas, de dar lo mejor de una misma. Lo intentaron las dos y, salvo algún percance sin importancia, el número funcionó.

No, lo hicieron grande. Convivieron a pesar de todo, supieron querer. Quisieron fuerte, a cada rato. Volvieron renovadas. Fados despistados en una cena, comilonas en cualquier bar, sofocos y enfados a 35ºC, un camerino que parecía un vestuario de piscina, un tranvía que se hizo esperar pero que mereció la pena; la cara de felicidad de Él al subirse a un elevador y las fotos de después "conduciendo". La Torre de Belém y tener a Amália en aquel patio al final de la calle... Sólo por eso, con poder hacerse fotos y subir aquella escalera, había merecido la pena el viaje. La Funambulista no sabía cómo agradecérselo a la Jefa, si con toallitas o con Porto.

Poco después de volver de Lisboa, una parte del grupo se separó para probar suerte cerca del mar. Todo parecía marchar bien hasta que algo se torció. Un pie, al menos. Todos los circenses que estaban allí trataron de ayudar, pero al final la Funambulista se presento allí. "No hay problema, todo bajo control", contestó. "Volveremos a casa". Los números espectaculares los guardaba para otra ocasión; esta vez no hacían falta, sólo tenía que estar.

Resultó que sí, la Gira comenzó con buen pie, pero terminó mejor: la Funambulista sabía lo que quería, aunque sólo quedasen "15 días más"...

jueves, 26 de mayo de 2016

Volver

Todo se había convertido en normalidad. Todo fluía con total tranquilidad. Era una sensación diferente, pero estaban encantadas con ella. La Trapecista mantenía la parte estable y controlada, la Funambulista seguía en su línea, era la que apuraba los límites.

Todo era generalmente bueno, el Circo avanzaba y las tenía alegres y encantadas. Avanzaban, estaban contentas. El cable, sorprendentemente, seguía en equilibrio e iban dando pasos poco a poco. El trapecio estaba firme y lo revisaban constantemente. Hablar, hablar era la solución. Tener el aparato a punto, listo, para la siguiente actuación.

Por eso no escribían desde hacía un tiempo, no tenían nada que decir (sobran palabras cuándo se es feliz...), estaban donde querían estar. Con quien querían estar. Lástima de la última lesión de la Funambulista en aquel ensayo tonto. Todo el Circo se volcó con ella, la Dueña dijo que lo importante era que se recuperara, no podían imaginarse el Circo sin ella.

Lo haría, volvería a cruzar el cable como tantas otras noches; nada de dramas, sólo paciencia y revisiones regulares. Sólo volver a la cotideaneidad de lo que se ha elegido, de lo que se quiere.  

martes, 3 de noviembre de 2015

Circ(s)

"Tinc por de tot", va dir el Volatiner. "Com ens passa a tots", contestà la Funambulista. "Res és segur, ni tan sols el fil; però cal confiar". Com fem tots. La màgia del Circ.

És (Ell) eixe truc que ens fa pensar "I per què no?!"