viernes, 5 de julio de 2013

Mi chica de cristal

Nunca nadie me había abrazado con tanta necesidad. Nunca me he sentido tan útil como esta mañana. Nunca había notado que estaba donde tenía que estar de una manera tan clara. Un abrazo inesperado, por la espalda y largo, muy largo. Un abrazo lleno de lágrimas, besos y suaves "Estoy aquí" que esperaba que desmostaran lo que realmente quería decir.

Ella, de negro y con los ojos hinchados, me ha hecho necesaria, de su familia; al mismo tiempo en el que yo me sentía sin armas para poder ayudar. Ella lo ha hecho todo: aguantado, sonreído a su sobrino y llorado todo lo que se ha de llorar.

Ella es fuerte, pero tengo miedo de que se rompa. Por algo es mi chica de cristal... Dura como nadie, pero quebradiza. Es mi roca dura, que al tocar la pala, se retuerce. Aguanta, suspira y traga.

Ella, sin saber como, soy yo. Y (me) duele por ella.