lunes, 20 de septiembre de 2010

No hay más sordo...



-¿Sigues enamorada?


-Ahora ya no vale la pena...


-Ésa no es una buena respuesta.


-Tampoco ésa es una buena pregunta...




Dibujo: Macus Romero http://meicas.blogspot.com/

lunes, 13 de septiembre de 2010

Chica de anuncio

Cuando por fin se conocieron verdaderamente (o eso creyeron, no sé) él se sorprendió de que ella no fuera como parecía. Las sombras, que hasta entonces habían permanecido ocultas, salieron a la luz y las luces eran menos de las que se esperaba. Cuando se lo dijo, ella contestó:

-¿Qué quieres que te diga? NO soy una chica de anuncio...

Pensaba que él ya lo sabía y sintió ser ella la que se lo descubriera.

jueves, 2 de septiembre de 2010

A veces un "no" niega

Haré justicia y pondré los versos de Salinas que me dieron pie a la entrada anterior. Nada que decir, no vaya a ser que se desteja lo que han tejido los años y los síes.

-A veces un "no" niega-

A veces un "no" niega
más de lo que quería, se hace múltiple.
Se dice “no, no iré”
y se destejen infinitas tramas
tejidas por los síes lentamente,
se niegan las promesas que no nos hizo nadie
sino nosotros mismos al oído.
Cada minuto breve rehusado
(¿eran quince?, ¿eran 30?)
se dilata en sinfines, se hace siglos,
y un “no, esta noche no”
puede negar la eternidad de noches,
la pura eternidad.
¡Qué difícil saber adónde hiere
un no!. Inocentemente
sale de labios puros un no puro;
sin manchas ni querencias
de herir va por el aire.
Pero el aire está lleno
de esperanzas en vuelo, las encuentra
y las traspasa por alas tiernas
su inmensa fuerza ciega, sin querer,
y las deja sin vida y va a clavarse
en ese techo azul que nos pintamos
y abre una grieta allí.
O allí rebota
y su herir acercado
vuelve camino atrás y le desgarra
el pecho al mismo pecho que lo dijo.
Un no da miedo. Hay que dejarlo siempre
al borde de los labios y dudarlo.
O decirlo tan suavemente
que le llegue
al que no lo esperaba
con un sonar de ”sí”.
Aunque no dijo sí quien lo decía.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

No puedo...

Después de haber tenido una relación extaña en la que la comunicación se basaba en discusiones, piques y enfados tontos, se miraron como nunca lo habían hecho. Se quitaron las máscaras y por primera vez se vieron. No había disfraces y frases hirientes, sólo dos personas que se descubren lenta y cuidadosamente.
Se miraban a los ojos y ella se reclinó poco a poco sobre él. Se acercaba y ya notaba el bello erizado por lo que estaba por venir. Ambos sabían cuál era el siguiente paso, pero de repente él se quedó inmóvil.

-Lo siento, no puedo...

Un "no puedo" que destejía lo que tantos días llevaban intentando tejer. No dijo "no quiero" ni "no lo deseo", con esas dos frases hubiera sido mucho más sencillo dejarlo correr. Ella podría haber intentado olvidar... pero, ¿un "no puedo"? Un "no puedo" deja esperanzas a las que amarrarse y no permite olvidar.
Ahora ella sólo tenía dos opciones: o hacer que pudiera y esperar, u olvidarse de todo. Aunque en el fondo, tenía muy claro que lo segundo ni siquiera era una opción.