domingo, 22 de febrero de 2015

Pequeños números

Saber transportar la atmósfera de una habitación a una casa, como si nada hubiera sucedido, fue su victoria.

Poder no decir nada, disfrutar del silencio compartido, supuso una comodidad que pocas veces habían encontrado.

Mirarse a los ojos, incluso buscar la mirada, cuando se ponían escandalosas, resultó ser un logro por parte del espectador. Ponía mucho de su parte; sabía qué hacer cuando ellas estaban nerviosas.

Pequeños números, dirán algunos, pequeñas andanzas de una Funambulista y su circo. Para ellas, era como conseguir la dedicatoria del libro de su autor preferido. 

sábado, 14 de febrero de 2015

Contrato indefinido


La sensación que tenían era como de vuelta al hogar, al principio. Sólo podían servirse de sus piernas, medio en el aire. Era un volver a empezar. Estaban preparadas para el rechazo del público, pero también dispuestas a esperar su turno, si tenía que llegar. Sin prisas; nunca les había gustado el "en dos minutos estáis en escena". 

La Dueña lo sabía y no había mucho más que explicar. Entre todas habían pensado cómo hacer el número final. No iba a ser fácil, quizá no se produjera; ellas sólo pedían estirar las piernas. 

Lo importante es que las dos querían seguir en el circo, adaptándose a las diferentes situaciones; esperando no resultar aburridas o pesadas. Lo habían hablado con la Dueña y ella les daba carta libre. De momento, todo estaba en orden.

Seguirán, por lo visto, haciendo esos malabares y cabriolas que tanto les gustan. Alegres y encantadas, expectantes también, de la respuesta del público. Pero lo único que está claro es que si la Dueña las mantiene en cartel, aceptarán el contrato indefinido. 


domingo, 8 de febrero de 2015

Bonito

Saber que no estaban solas era bonito, aunque lo bonito eran los pequeños detalles. Un buenos días al despertar o un cómo va todo a media tarde. Entre ensayo y función, siempre se podía sacar rato para aprovechar y hacer un picnic entre cuatro paredes.

Bonito era no contar minutos ni acordarse del móvil. Bonito era madrugar, aunque fuera un martes. Bonito era volverse locas con las cortinas corridas a las cinco de la tarde. Bonito era apagar una luz para abrir una ventana. Bonito era que una rampa interrumpiera. Bonito era cuando se ponían escandalosas y despertaban al resto del circo.

Bonitas eran muchas cosas, pero Bonito era... Él.


jueves, 5 de febrero de 2015

Ahora

Las dos tenían muy claro cuál era el siguiente número. Ahora que sus dos espectáculos estaban unidos, sólo había una salida. Mientras una hacía contener el aliento desde el cable, ése que siempre había estado preparado para ella, la otra tenía las telas dispuestas para prepararle el camino hasta el suelo.

Ya no había líos entre la Funambulista y la Trapecista, el objetivo estaba claro. Ahora una arriba, después, la otra recogía los restos del espectáculo. Estaban compenetradas, una se dejaba llevar por el cable y la otra controlaría la posible caída. 

Las dos iban en la misma dirección, aquello sí que fue un cambio; no importaba la escena: una playa, una carpa de circo o un hotel. Ambas sabían cómo rescatarse al terminar la función. Tampoco tenían otra salida.