martes, 29 de noviembre de 2016

Que alguien te respire

La Funambulista no sabía lo que era que alguien te prestara tanta atención hasta el otro día, y mira que ya llevaba números a su espalda. Creo que fue el domingo, y ella algo imaginaba. Pero aquel "¿Te preparo una tortilla?" del Chico Para Todo, la dejó sin palabras, compuesta y con novio.

Que alguien te mire así mientras estás en el cable y que al bajar te haga respirar de esa forma, sólo significa que no hay más remedio que quererle.

P.D: No hay nada mejor que alguien te respire. Y que te inspire.

viernes, 26 de agosto de 2016

Llegó la Gira...

La Funambulista seguía resintiéndose del último golpe, pero el Show tenía que continuar. Así lo avisó la Jefa a todos los circenses: el 6 de agosto empezaba la Gira Internacional, habría que ver cómo terminaba el 22. Todo el mundo en el Circo estaba nervioso. El Taquillero no sabía comunicarse en aquel idioma; el Acomodador no sabía si encontraría espacio para todos; pero la Jefa, al verlos a todos intranquilos, dijo "sólo 15 días más". Ellas, por su parte, no querían fallar en su gran número.

La Trapecista aprovechaba el verano para seguir inventando números. La Funambulista se resentía del golpe y su única preocupación era no poder concluir el acto, no ser capaz de terminar con una gran actuación y llegar al final del cable.

Todo listo, preparados los aperos y también las ganas de comerse el mundo. Lisboa esperaba. Primero un puente previo pago, después rampas eternas. Llegó la caravana a unas escaleras que hacían pensar si se quería saltar o no a la piscina. Vaho, vapor, calor y ventiladores. Sol de agosto e incendios provocados. Llamaradas y ganas, muchas, de dar lo mejor de una misma. Lo intentaron las dos y, salvo algún percance sin importancia, el número funcionó.

No, lo hicieron grande. Convivieron a pesar de todo, supieron querer. Quisieron fuerte, a cada rato. Volvieron renovadas. Fados despistados en una cena, comilonas en cualquier bar, sofocos y enfados a 35ºC, un camerino que parecía un vestuario de piscina, un tranvía que se hizo esperar pero que mereció la pena; la cara de felicidad de Él al subirse a un elevador y las fotos de después "conduciendo". La Torre de Belém y tener a Amália en aquel patio al final de la calle... Sólo por eso, con poder hacerse fotos y subir aquella escalera, había merecido la pena el viaje. La Funambulista no sabía cómo agradecérselo a la Jefa, si con toallitas o con Porto.

Poco después de volver de Lisboa, una parte del grupo se separó para probar suerte cerca del mar. Todo parecía marchar bien hasta que algo se torció. Un pie, al menos. Todos los circenses que estaban allí trataron de ayudar, pero al final la Funambulista se presento allí. "No hay problema, todo bajo control", contestó. "Volveremos a casa". Los números espectaculares los guardaba para otra ocasión; esta vez no hacían falta, sólo tenía que estar.

Resultó que sí, la Gira comenzó con buen pie, pero terminó mejor: la Funambulista sabía lo que quería, aunque sólo quedasen "15 días más"...

jueves, 26 de mayo de 2016

Volver

Todo se había convertido en normalidad. Todo fluía con total tranquilidad. Era una sensación diferente, pero estaban encantadas con ella. La Trapecista mantenía la parte estable y controlada, la Funambulista seguía en su línea, era la que apuraba los límites.

Todo era generalmente bueno, el Circo avanzaba y las tenía alegres y encantadas. Avanzaban, estaban contentas. El cable, sorprendentemente, seguía en equilibrio e iban dando pasos poco a poco. El trapecio estaba firme y lo revisaban constantemente. Hablar, hablar era la solución. Tener el aparato a punto, listo, para la siguiente actuación.

Por eso no escribían desde hacía un tiempo, no tenían nada que decir (sobran palabras cuándo se es feliz...), estaban donde querían estar. Con quien querían estar. Lástima de la última lesión de la Funambulista en aquel ensayo tonto. Todo el Circo se volcó con ella, la Dueña dijo que lo importante era que se recuperara, no podían imaginarse el Circo sin ella.

Lo haría, volvería a cruzar el cable como tantas otras noches; nada de dramas, sólo paciencia y revisiones regulares. Sólo volver a la cotideaneidad de lo que se ha elegido, de lo que se quiere.