sábado, 29 de mayo de 2010

La vida es sueño...o no

Si es verdad que la vida no se mide por el tiempo que se vive sino por cómo se vive...hay gente que apenas ha vivido.

Hay veces en que pienso que yo soy de esas personas que cree vivir aunque realmente lo único que hace es vegetar. Algunos días me despierto con la sensación de que me faltarán vidas para hacer lo que quiero; y otros, en los que me acuesto con la sensación de haber vivido demasiado en pocas horas.

Tal vez el sueño cartesiano sea lo real, tal vez tenga razón aquél que dijo que no vivimos, sino que esperamos vivir o simplemente vivamos sin pensarlo.

Igual Descartes pensaba como yo y se atrevió a crear un sistema sólo para invitarnos, no únicamente a dudar, sino también a plantearnos qué queremos y qué no en nuestra vida. Aunque también puede ser que el genio maligno que nos engaña no sea tan sólo una hipótesis en sus "Meditaciones" y realmente sea nuestro otro yo que nos va poniendo trabas, asustándonos y mintiéndonos para que nos replanteemos la vida.

Sinceramente, no quiero al dios salvador que no me engaña porque es perfecto y como ser perfecto no puede conocer la maldad. Una vida sin tropiezos no puede llamarse vida, sólo vegetar. Quiero que el genio me engañe, llorar y volver a empezar; no un camino de rosas donde la incertidumbre no exista por estar en un mundo lleno de certezas claras y evidentes.

No sé, aunque la vida sea sueño, los sueños sueños son. "Son" es la clave: sueño, vigilia o prisionero, rey como Calderón. Lo que cuenta es que son. Supongo que es más bonito pensar que se está despierto o que se es rey, pero lo que realmente importa es vivir. Mejor vivir como rey, aunque no sepamos diferenciar si soñamos o no. Vivir como despierto a toda costa es lo que cuenta.

No sabemos si despertaremos del sueño o si soñamos, pero creo que lo importante es creernos reyes, sólo por si acaso. Sólo para poder medir la vida por cómo y no por cuánto hemos vivido.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Ingredientes para una felicidad fingida aunque efectiva

-Muchas horas de no pensar
-4 o 5 cervezas
-1 o 2 amig@s
-Una pizca de positividad
-Tener alejados los CD's que te ponen triste
-No escribir (ya sabes que nunca escribes cosas alegres)
-Ocupar tus horas haciendo parecer que estudias
-Cambiar de tema cuando las conversaciones te agobian
-Música alta para no escucharte a ti misma
-No tener tiempo para nada
-Perder el poco tiempo que tienes durante un rato para ir el resto del día corriendo
-Autocomplaciencia en grandes dosis
-Autocontrol en dosis aún mayores que en el ingrediente anterior
-Sonreír sin saber por qué
-Fingir, fingir y fingir que todo va bien.

Tal vez el ingrediente más importante sea este último, aunque cada cocinero puede sustituir algún ingrediente por el que prefiera.
El modo de preparación es sencilo: mezclar los ingredientes que tengas a mano, los que haya en el huerto de tu humor un día cualquiera. Remover durante un par de horas y...listo.
¡Que aproveche!

viernes, 21 de mayo de 2010

Es la hora...

Seis de la tarde de un día cualquiera. Me dirijo a mi cita, la vida se acelera. Todo puede esperar menos lo que traigo entre manos. Me preparo, un fuerte suspiro me sale de dentro. Preparada. Siento que me adelanto a todo. Los peatones que me cruzo por la calle me molestan. Los aparto a empujones o simplemente los esquivo. Todo va mucho más lento de lo normal. Tal vez sea yo la que va demasiado deprisa. Pero tengo un motivo para ir rápido. Mi futuro me espera en sólo cinco minutos. Llego tarde. Acelero, casi corro. No puedo pasar, sé lo que está por venir. Giro una esquina. Me encamino por una calle. Más personas, más tráfico. Corro. Tengo que llegar a tiempo. Ojalá se parara el tiempo. Es el único que va más rápido que yo. Lucho corriendo. Respiro. Intento no pensar en el dolor de piernas. Sigo corriendo. Me quedan dos minutos de tiempo. Llego tarde. No sé si esperará. Acelero. Casi no veo a la gente con la que me cruzo. Sólo manchas que se mueven. Me ahogo, pero sigo corriendo. Un minuto, pero necesito cinco. Quiero llegar. Coger el futuro con las manos. Tocar. Sentir. Respiro. Respiro. Respiro. Es la hora. No llego. No he llegado. Me detengo. No puedo hacer nada. Respiro y me deshincho. Ya no merece la pena correr. Llego tarde. Se ha hecho tarde. Tarde como siempre. Tarde como nunca.

Respirar

Miro la luna y me imagino en un bar triste, lúgubre y lleno de humo. Me veo sentanda esperando a que aparezca en la puerta una figura desconocida que se dirija a mí y se siente en mi mesa. No quiero hablar, sólo sentirme acompañada y observar a los bebedores contarle sus miserias al camarero mientras la vida sigue pasando trago a trago.

La noche empieza a amenazar con convertirse en día y yo sigo sintiéndome sola en un bar al que no habría entrado nunca de no ser por la música jazz y blues que repica en cada copa. Miro mi cerveza, enciendo otro cigarro y espero que este último trago calme lo que llevo acallando durante meses en mi cabeza. Espero que todo se borre, que cada miembro se descontrole y que, por fin, todo sea locura. Abandonarme a la sensación de libertad, comprender que nada de lo que hago importa, sentirme feliz durante unos instantes para volver, mañana, a la vida renovada. Levantarme sin resaca y pensar que todo va a ir a mejor (seguir engñándome) y olvidarme de quien soy y de quien pude ser alguna vez. Sólo vivir, sólo respirar.

jueves, 13 de mayo de 2010

Hoja en blanco

No sé qué tengo en la cabeza, pero me encanta empezar hojas nuevas, tanto de libreta como folios. Me esmero en volver a hacer la letra inteligible y me reclino sobre la mesa para concentrarme de nuevo en lo que estoy copiando o escribiendo.

Luego, a medida que avanzo sobre la hoja y ésta se va consumiendo, me vuelvo a abandonar. Ya no importa escribir bien o bonito, sólo acabar la página para empezar otra.

Es, más o menos, la misma situación que cuando empiezo el día (o cualquier actividad nueva). Empiezo con ganas y decidida, pero eso sí, nunca sé cómo acabarlo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Cenizas

Es raro saber que lo que antes estaba ahí (o eso creías) de repente, se ha ido, como cuando el humo de un cigarro se disipa haciendo bucles y columnas, cada vez más dispersas, hasta dejar de verse.

Lo mismo ha ocurrido aquí. Se ha ido convirtiendo en columnas de humo hasta que ha desaparecido. Dolió, pero ya no. Por lo visto, no merecía la pena (ni yo tampoco).

El cigarro se ha consumido (casi sin haberle dado unas caladas) y nos hemos quedado hechos humo, más que eso, cenizas en un cenicero que nadie se acuerda de limpiar.

p.d. "Donde hubo vuelo, sólo ha quedado escombro de plumas..." Ismael Serrano (¿alguien lo dudaba?)

lunes, 10 de mayo de 2010

Instantes

¡Menuda noche la de aquel día! ¡Menudo concierto y menudo cantautor!

Por unos instantes fui feliz y sin fingirlo... me lo pasé bien en la boda, aunque fuera disfrazada, me sentí bien con la gente y el ambiente animaba a tener Esperanza. Cuando volví con los demás a bailar y fumar puros, cambiada y con ropa corriente, no quería irme, quería seguir bailando y sin saber por qué.

Pero me fui y aparecí en otro mundo. En un bloque de edificios donde Ismael Serrano nos iba contando lo que sabía de sus vecinos. No sé por qué su madre le dice que no hable tanto...eso es lo que le distingue de otros. Con humor hizo denuncia social, nos dijo que debajo de los adoquines no había arena de playa; que una señora mayor emprendía la huída (aquélla que hizo con su marido muchos años atrás); que intentó escribir una canción para enseñar a vivir a un recién nacido y se dio cuenta de que sólo era su aprendiz; que muchas veces nos callamos las mejores palabras (los "te quiero" se quedan en la punta de la lengua) y, además, nos recordó que lo importante es acordarse de vivir.

Volví a ser feliz sin remedio, y ya iban dos veces en un día. Por una vez, gané la partida. Llevaba días jugando a ser feliz y durante unos instantes lo fui sin darme cuenta.

Me ha dado fuerzas para esta época, donde Bacca y Kant van a bailar una conga en mi cabeza, mientras Foucault me dice al oído que existen animales "que de lejos parecen moscas", que "se agitan como locos" y otros que están "dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello" según una enciclopedia china. A la vez, escucho de lejos a María Zambrano diciendo que el filósofo mantiene la esperanza y que la filosofía le ayuda a prepararse para la muerte, con ella alcanzará la idea. Pero que no me olvide: filosofía sí, pero a costa de cuánta renuncia.

En esta mezcla de voces, pasos de baile y noches sin dormir...Filosofía. No una filosofía de la bonita de hablar en los bares, sino filosofía de libros y más libros, de horas de estudio y de incomprensión. Filosofía que se estudia en el Cronos mientras una necesita el Aión para entenderla. Horas que se escapan leyendo sólo dos páginas para entender la mitad. Aión desacompasado que suplica más horas a Cronos y que éste, implacable, nos lleva por el "carnaval del tiempo".

En fin, horas de estudio y remordimientos por no haber estudiado lo suficiente; noches de insomnio por lo que ha de venir... época de exámenes al fin y al cabo.

jueves, 6 de mayo de 2010

En fin...

--Viñeta "Dignos de crédito" de Manuel Fontdevila, publicada en el diario "Público" el 24-abril-2010. Enlace http://blogs.publico.es/manel/page/2/



¿Por qué los bancos te felicitan cuando les debes dinero? Tengo la cuenta al descubierto en 50€ desde hace más de un mes; aun así, el otro día me encontré con que Bancaja me deseaba un feliz cumpleaños. ¿Eso significa que me perdonan la deuda?

Mientras yo espero constantemente a que el cobrador del frac aparezca en mi puerta y cada vez que voy por la calle miro a los dos lados para ver si alguien me chilla "¡Eh, tú, morosa!" y se venga detrás de mí vestido de pantera rosa, resulta que me mandan un sms como si no pasara nada.


Supongo que para un banco que le concede dos millones de euros al mayor corrupto de todo Baleares, yo, una pringada que debe 50€, no debo preocuparme (sólo soy una delincuente menor). Sin embargo, cuando, cortésmente, me llega otro sms diciéndome que tengo que solucionar el problema cuanto antes, no dejo de sentirme mal.


He de decir que conmigo lo de la pantera rosa no funcionaría. Le diría a mi madre que preparara un plato más de sopa (de ésa que no quiere ni oler Mafalda) que tendríamos un invitado..., y al final, me lo llevaría de fiesta, le invitaría a algún piti y cuando me preguntara que por qué debiendo dinero me voy a los quintos, le contestaría que es porque son baratos y que celebro mi pobreza.

No sé, igual Bancaja no se enfada conmigo porque no soy nada, porque 50€ son calderilla para ellos, mientras que a mí me supone un dilema moral.


Sigo esperando a lapantera, pero igual no me la mandan porque el dinero público que le dio el gobierno ya se ha acabado y, además, con los dos millones para Matas se han quedado sin liquidez...¡una pena! Ahora seré yo la que tenga que enviarle un sms a Bancaja para felicitarles el cumpleaños, y por supuesto, contribuiré con mis 50€ a que salgan del pozo y puedan conceder hipotecas. Lo prometo, los devolveré.


(Espero que se haya captado la ironía. En fin...¡Qué vergüenza!)

domingo, 2 de mayo de 2010

Tempus fugit

Y ya van 21...sólo.

Hoy ha sido el día de los "parece que fue ayer", "madre mía, ya te acercas a los treinta", "un abrazo, que no se cumplen años todos los días" y ¡Menos mal! No creo que pudiera soportarlo.

Odio ser el centro de atención, todo el mundo te mira como si esperaran que tú dijeras unas palabras memorables, un brindis cojonudo... y lo único que quieres es que acabe la comida y celebrar los no-cumpleaños.

Tiene mucho más sentido celebrar cada día como un nuevo pequeño milagro, como un presente que se escapa sin poder remediarlo, sabiendo que hoy es único (por muy mal que haya ido el día), ser consciente que hoy no volverá; que se convertirá en ayer y que toca volver a coger fuerzas porque espera un mañana. Saber que "ahora" es un instante, que se cuela entre los dedos mientras pensamos que se ha ido... pero no hay que obsesionarse pensando que el tiempo vuela porque cuando quieres darte cuenta estás de nuevo en la cama esperando al día siguiente mientras se te ha olvidado vivir (lo sé por experiencia).

Simplemente hay que celebrar la vida, que el tiempo ha pasado y que pasará, no pensar en que los buenos tiempos han pasado y recordar que los buenos tiempos siempre, siempre, están por venir. Construir la vida, la nuestra, pensando en que puede no haber mañana, pero sabiendo que lo habrá; vivir una vida (un segundo, un minuto, una hora, un día, una semana, un mes, un año...) hoy, pero una vida donde mañana nos apetezca estar. Saber que no queremos dejarla, pero siendo conscientes de que algún día se acabará.

No se trata de entristecernos con el paso del tiempo, sino de celebrarlo, no un cumpleaños, sino la vida misma. Saber que hoy es un regalo y que los no-cumpleaños maravillosos cuentan, incluso más, que los cumpleaños oficiales. Los cumpleaños están bien, nos recuerdan que hemos vivido, que crecemos; pero también nos hacen reflexionar, ver aquello que tenemos y queremos mantener, aunque también lo que no tenemos (o tenemos) y que queremos cambiar. No es nada más, no sé por qué tanta celebración y tantos abrazos un único día... la vida es siempre, que no se (me) nos olvide.

p.d. Felicidades a todas las mamás...ellas, como los bebés, nos recuerdan que no es tan malo crecer. Besos.