jueves, 26 de mayo de 2016

Volver

Todo se había convertido en normalidad. Todo fluía con total tranquilidad. Era una sensación diferente, pero estaban encantadas con ella. La Trapecista mantenía la parte estable y controlada, la Funambulista seguía en su línea, era la que apuraba los límites.

Todo era generalmente bueno, el Circo avanzaba y las tenía alegres y encantadas. Avanzaban, estaban contentas. El cable, sorprendentemente, seguía en equilibrio e iban dando pasos poco a poco. El trapecio estaba firme y lo revisaban constantemente. Hablar, hablar era la solución. Tener el aparato a punto, listo, para la siguiente actuación.

Por eso no escribían desde hacía un tiempo, no tenían nada que decir (sobran palabras cuándo se es feliz...), estaban donde querían estar. Con quien querían estar. Lástima de la última lesión de la Funambulista en aquel ensayo tonto. Todo el Circo se volcó con ella, la Dueña dijo que lo importante era que se recuperara, no podían imaginarse el Circo sin ella.

Lo haría, volvería a cruzar el cable como tantas otras noches; nada de dramas, sólo paciencia y revisiones regulares. Sólo volver a la cotideaneidad de lo que se ha elegido, de lo que se quiere.