Siempre se dice que hay promesas que no valen nada, pero es que hay veces que las promesas sobran. Hay veces en las que se está segura (o medio) del suelo que se pisa. Se sabe resbaladizo, complicado, sin un último peldaño. En esas ocasiones es mejor no pensar, subirse al cable o al trapecio y olvidar el posible golpe.
Hay veces que llueve aunque haya sol; hay veces en las que el escenario parece antiguo pero lo que se vive dentro es muy nuevo. Hay, otras, en las que no necesitas nada para saber que una ducha rejuvenece. También hay otras en las que no hace falta nada más que una cama.
Hay veces en las que no hace falta decir que "siempre hay veces". A veces pasa.
Hay veces que llueve aunque haya sol; hay veces en las que el escenario parece antiguo pero lo que se vive dentro es muy nuevo. Hay, otras, en las que no necesitas nada para saber que una ducha rejuvenece. También hay otras en las que no hace falta nada más que una cama.
Hay veces en las que no hace falta decir que "siempre hay veces". A veces pasa.