jueves, 29 de abril de 2010

Nubosidad variable

Tras varios días de felicidad (auto)fingida aunque efectiva, con la que voy viviendo o malviviendo, ha llegado el momento de la siguiente conversación:
-A: Quiero mudarme de persona.
-M: Mañana seré yo la que te diga que quiere mudarme de persona.
-A: Esperemos que no, que tu estado de felicidad se está alargando, ¿eh?
-M: Sí, yo también estoy asombrada. Parece ser que se preveen claros los próximos días en el frente emocional.
A: Genial. En los míos se aproximan borrascas con precipitaciones.

Moraleja: No hay manera de ponerse de acuerdo en el clima emocional, es un completo sindiós.

martes, 27 de abril de 2010

Ana y Jorge

Y ya hay un Jorge más en el mundo.... Me alegro por él, pero me alegro más por la tía, aunque creo que ninguna de las dos nos lo acabamos de creer.

Ahora viene lo bueno: lloros, horas de no dormir, más lloros... pero, sobre todo, viene mirarle a la cara y ver que, al fin y al cabo, "no es tan malo crecer", que diría uno que yo me sé.

Así que sólo felicidades, que me alegro por Ana y que besos a la mamá.

Hoy la entrada le tocaba a ellos, y una cosa más, la canción de Ismael Serrano "Regalo para un primer cumpleaños", la letra y la entrada de su blog explicando la canción. Un besazo enoooooorme, corazón y enhorabuena (que lo vas a hacer genial y lo sabes!!).


Regalo para un primer cumpleaños
http://www.youtube.com/watch?v=Omi1KMSqnzo
A ti, querido recién llegado, que habitas esa patria lejana que es la infancia, te canto. A ti que alumbras con tu mirada incandescente, maravillado, este mundo que hoy es nieve, frío y a veces herida. Quise escribirte una canción, como quien regala las pocas enseñanzas que pudo encontrar con la edad y me doy cuenta de que sólo soy tu aprendiz.
Que el mundo es un lugar prodigioso lo sabes, lo delata el faro de tu mirada estrenando el paisaje que visitas, nuevo para todos por estar tú en él. Que a veces vivir es doler, quizá lo descubras tarde, ojalá muy tarde, pero hoy has venido a recordarnos que no es tan malo crecer.
Es verdad, el planeta que te regalamos no es el que soñamos para ti, pero en esa aventura estamos, tratando de iluminar un futuro diferente, que vendrá a verte cualquiera de estos días, para recordarte que una vez nosotros lo intentamos, porque de eso no dudes, nosotros lo intentamos. Y, créeme, merece la pena hacerlo.
Nosotros, hace tiempo fuimos como tú, y ahora al verte aprender el nombre de todas las cosas, arrancas las telarañas que cubrían las viejas estanterías donde guardábamos juguetes y sueños. Pero tú no serás como nosotros. Serás mejor, serás un gigante habitando una ciudad nueva, encaramada en las copas de los árboles de un bosque más verde que este que nos abriga.
Puede que un día las sombras alarguen sus dedos, te toquen y te sientas solo. Piensa que nosotros, alguna vez, también nos sentimos así, que sobrevivimos al tedio y al abandono gracias a que siempre hay alguien como tú, con quien compartir el vuelo y emborracharse de risa y luz. Y así sabrás que nunca estarás solo, porque aunque no estemos, allí estaremos.
Todos perdimos el tiempo y la razón alguna vez y sí, a veces da la sensación de que estar vivo, es algo así como estar asustado, pero el reto es sostenerle la mirada al miedo y saber sonreír con complacencia mirándolo de reojo cuando aprendemos a torcerle el brazo y lo dejamos atrás. Verás que pocas cosas son irreparables.
Los recuerdos a veces parecen echar sal en las heridas, incluso los buenos recuerdos. Porque indiscretos nos señalan la fugacidad de las cosas y nos hacen caer en la cuenta de que, aunque ahora seamos mejores, somos otros, de que algunas experiencias son como un relámpago que ilumina brevemente la noche, como una ráfaga de viento que trae olor a mar o hierbabuena, leve y lejano, en mitad de Madrid. Momentos luminosos y azules como un cielo de verano que finalmente serán víctimas de la voracidad de los relojes, de la velocidad que imponen estos tiempos.
Pero de repente apareciste tú y entonces el recuerdo dejó de doler. Porque todo cobró sentido. El mundo amanecía en ti y nosotros despertábamos.
No sé qué decirte. Nunca fui bueno para dar consejos. Y aunque la edad lo exige, creo que nunca dejé de ser un crío. No sé. Te iré guardando los tebeos para cuando quieras leerlos. Estoy deseando que vayamos al cine juntos. Que suerte tienes que aún no has leído el Vagabundo de las estrellas ni los poemas de Neruda o César Vallejo. Del amor hablamos otro día que a veces hacemos demasiada literatura al respecto y nos olvidamos de lo importante y además hay cosas que ni se hablan, ni se cantan. Se viven. Y nuestra obligación es acordarnos de hacerlo. Acordarse de vivir, digo. Así que manos a la obra.
Junto con mi padre quise escribirte una canción para enseñarte a vivir. La titulamos Regalo para un primer cumpleaños. Eres un recién llegado y al poco de conocerte ya me di cuenta de tan sólo soy tu aprendiz.

-LETRA:
Creerás que el tiempo pasa rápido, que el buen recuerdo puede doler, pero has venido a recordarnos que no es tan malo crecer.
Verás que hay días con espinas y que puede doler vivir, pero recuerda que cada día el mundo amanece en ti.
Vendrá el futuro a verte cualquiera de estos días. Y tendrás en las manos lo que nunca tuvimos: la esperanza de un mundo con los mares azules, sin fieros huracanes o desbordados ríos.
No habrá hombres que mueran sin panes ni milagros. Y en la pared de enfrente leerás que alguien ha escrito un saludo de paz, un buenos días, un pájaro con las alas abiertas para volar sin tino.
Cuando las sombras se alarguen y te toquen con sus manos recuerda que siempre hay alguien, alguien que te anda buscando para pintar el futuro, ya ves, alguien como tú con quien compartir el vuelo y emborracharte de luz.
Vendrá el presente a verte con hambre de futuro, ese mañana incierto que algún día intuimos que tú harás cercano, más humano y abierto, más real, más igual, más justo y más limpio.
Será obligatorio escribir poesía y la palabra amor, como si fuera vino, tendremos que beberla obligatoriamente con cada trozo de pan partido y compartido.
Quise escribirte una canción para enseñarte a vivir, eres un recién llegado y yo ya soy tu aprendiz.

domingo, 25 de abril de 2010

Resaca

Dice la canción que "me desperté con resaca...y ese no es un nombre de mujer" y creo que la entiendo perfectamente.

El día ha pasado lento para mí y al mirar hacia fuera todo giraba demasiado rápido, pero es el precio a pagar por una noche de alcohol y tabaco en exceso. Y mira que lo sé, cada día de resaca me juro que no volveré a probar una cerveza, pero al final hago como que se me olvida y me rindo a la botella.

En fin, que ha sido un día desequilibrado, pero también está bien tener uno de éstos (y una noche como la de ayer) de vez en cuando, y más cuando hace tanto que no te das un homenaje...

viernes, 23 de abril de 2010

Ganar la partida de vez en cuando

"Debes jugar a ser feliz" es el nuevo imperativo que me he impuesto (otra orden y otra regla a la que seguir). Pero este mandato es una orden distinta, debo jugar a ser feliz para poder ganar alguna vez el juego. Para ganar la partida de vez en cuando.

Quizá algún día gane la partida a la tristeza, la soledad y la melancolía y me proclame vencedora en la eterna batalla, en el juego.

martes, 20 de abril de 2010

Voces

Estando esta mañana en el bar (como casi todas las mañanas) acompañada por un café, el “Tratado de la Naturaleza Humana” de Hume y el ruido de fondo, he escuchado la voz de un hombre que ha venido a pedir disculpas a la dueña por el retraso en un pedido. Era una de esas voces profundas, que parecen pertenecer a un hombre cabal y serio (aunque la mayor parte de las veces la apariencia no es real).

Me he dado cuenta de que las voces fácilmente me (des)equilibran y no ha sido la primera vez que me ha pasado. Al escuchar a Sabina me transporto a bares oscuros llenos de humo, olor a alcohol y promesas sexuales para una noche. Cuando escucho blues y jazz, aparezco en medio de una calle de Nueva Orleans siguiendo el ritmo con un pie. Si la música de fondo es Ismael Serrano, me entran ganas de revolución y, a la vez, me apetece meterme debajo de una manta a escucharlo con los ojos cerrados y únicamente salir de vez en cuando para fumarme un cigarro y perderme en el humo. Si pongo Manolo García o Revólver me hacen darme cuenta de que jamás escribiré como ellos y ganas me dan de apagar el reproductor y echarme a dormir… pero no puedo, al final sólo busco los días de vino y rosas en las puntas de los alfileres en mi vida.

En fin, que la voz me ha dado que pensar… y he recordado al “genio meditación de la especie” de Schopenhauer que sólo habla de mirarnos un poco más de lo normal al encontrarnos con alguien por la calle y se olvida de la voz. Me gustan las voces, no lo puedo evitar. Aunque pensándolo bien, no me gustan todas.

Me gustan las voces que susurran en los oídos; no me gustan las que hablan demasiado alto en el metro. Me gustan las voces de amig@s que reconoces en los bares; no me gustan las de las niñas que chillan al famoso de turno. Me gustan las voces que consuelan cuando estás mal, incluso los “shhhh” mientras te frotan la espalda; no me gustan las voces de la gente que habla sin tener nada que decir únicamente porque no soporta el silencio mientras está con alguien. De hecho, me gusta la voz del silencio (es la única que quiero escuchar de nueve a doce de la noche) y no me gusta la voz del NODO (no me gusta nada que venga de esa época, que mucho más allá de ser olvidada debe ser juzgada y condenada). Me gusta la voz de la gente a la que quiero, me gusta oírla al otro lado del teléfono, escrita en un mail o plasmada en un abrazo.

No sé, puede que haya voces que no me gusten y me desequilibren, pero hay otras muchas que hacen que, por unos instantes, me sienta totalmente equilibrada y me olvide del Koyanisquatsy.

lunes, 19 de abril de 2010

Primer día (des)equilibrado

Y aquí empieza todo. Me gustaría decir que ha sido fácil, pero estaría mintiendo ya que he necesitado dos horas de intentos para crear la cuenta, pelearme con la tecnología y maldecir contra algún dios que creó el blog y olvidó darme el don para que yo pudiera entender su funcionamiento.

Supongo que cabe preguntarse qué hago aquí si la tecnología y yo no nos llevamos muy bien.
La primera respuesta que me viene es que hay que evolucionar...aunque no me la creo. Creo más bien que tengo la necesidad de contar lo que me pasa, los desequilibrios que día a día me acompañan, las noches en vela y los amaneceres que amenazan con no llegar nunca; contarlos, pero sin ser vista, como desde una especie de ángulo muerto desde el que ver el mundo sin que él me vea a mí.

Básicamente esa es la única respuesta válida, aunque podría añadir que este blog es un intento de lograr el equilibrio que hace unos años dejé atrás y que pretendo recuperar aunque me lleve algún tiempo; ese equilibrio que pedía Aristóteles que sólo me parece una broma de mal gusto cuando miro mi vida y siento que todo está patas arriba.

En definitiva, no tengo muy claro si conseguiré el equilibrio, ni tan siquiera si lo quiero tener. Los polos extremos siempre son mucho más divertidos y el riesgo que implican mucho más emocionante... Bucaré el equilibrio pero a mi manera, de modo que lo buscaré cuando lo necesite pero lo rechazaré cuando me canse de él. Simplemente se trata de vivir y si tuviéramos el equilibrio garantizado, ¿dónde se encontraría la emoción de los nuevos despertares, de los sueños y los fracasos? ¿Dónde los días de no querer salir de la cama y los que daríamos todo lo que tenemos para que no acabaran nunca? De modo que sí, equilibrio pero del que nos hace sentir bien, no del que nos aleja de la vida que queremos y de lo que nos gusta simplemente porque alguien dice que eso no es lo que se debe hacer.

He de advertir que si lo que buscas es un final feliz, relatos alegres y cosas profundas...creo que te has equivocado con éste. Puedo pronosticar que la mayoría de los textos serán tristes, melancólicos, amargos e incluso repetitivos, pero ¿qué se puede esperar de alguien como yo, que tiene un Koyanisquatsy como Vida?