sábado, 11 de diciembre de 2010

Examen

Una frase de Ana me dio que pensar... ¿Una vida sin examen merece o no merece ser vivida?

La recordé anoche antes de acostarme después de una día de examen. Entonces pensé "y una vida con demasiado examen, ¿lo merece?".

Apagué la luz y me dormí.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Despertares inciertos...

Los miembros se estiran hasta alcanzar las cuatro esquinas de la cama. La música lenta hace que los movimientos se ralenticen y parezcan notas que se escapan queriendo tocar el cielo.
Siente que está a punto de despertarse, pero finge que no lo nota y se estira todavía más, mientras un cuerpo a su lado parece acompañar la canción que ella misma compone. No hay mejor melodía que la que se compone cada domingo cuando el reloj no existe y se puede permitir despertar lentamente.
Un remolino de bostezos le hace llorar mientras se siente flotar en su cama. Abre los ojos y las ventanas cerradas no le dejan ver ni estrellas, ni planetas ni rayos de sol; no sabe qué hora es, pero tampoco importa. Los gatos quizás aún maúllen, o tal vez los pájaros entonen los primeros trinos... pero no hay reloj que la haga salir de la cama.
Un ayer que no existió se desdibuja entre el sueño que perdura, un mañana incierto intenta dibujarse a cada minuto...
Cuerpos en una cama, poco importa si desnudos o vestidos, que crean canciones durante la noche o la mañana; tiempo que te permite, por unos instantes, que lo pares; horas de sueño asaltadas por notas que se enlazan queriendo hacer de la música un arte y manos que no saben dónde acaban, ni siquiera dónde empiezan.
Dibujos en la cama, sábanas revueltas, desayunos mal hechos pero que saben mejor que nunca, risas que no se sabe de dónde vienen ni por qué suenan...nada importa, nada fuera de la cama y las ventanas que hacen olvidar el tiempo.

martes, 23 de noviembre de 2010

Domingo y medio

Sólo con que te digan que el trabajo que debías presentar el jueves es para el siguiente, a veces tiene el efecto de hacerte feliz. La tarde que tenías planeada con largas horas de ordenador e intentos de componer frases medio coherentes sobre la fenomenología de Merleau-Ponty (sí, existe) y café en altas dosis (esto último por placer, aunque te pongas la excusa de que necesitas cafeína para no dormirte), de repente se convierten en horas de Qué-tengo-que-hacer-con-ellas.

Empiezas planteándote todas las cosas que querías hacer esta mañana y que no podrías haber hecho por culpa del dichoso trabajo y al final las horas se pasan decidiendo por dónde empezar. Pero no importa, porque hoy, como los domingos, el tiempo es tuyo. Esta tarde se ha convertido en un domingo de principios de invierno, donde el sol se olvida de salir, el vaho que sale por tu boca durante todo el día te recuerda que la cosa va en serio y deberías hacer tantas cosas... pero por ser "domingo" hoy te permites no hacerlas.

Esta semana tendrá un domingo y medio y gastaré los dos domingos en viajar. El de hoy, con la imaginación soñando estar al norte del norte viendo el Obradoiro al lado de buena compañía; el domingo-domingo, en sobrevolar el cielo desde Valencia a Granada esperando que la semana que viene no sólo hayan dos domingos, sino cinco.

Y mira tú por dónde, tendré suerte...la semana que viene hay puente y visitas.

Hay días y días, pero hoy el tiempo es mío.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Anoche

Las botellas de cerveza esparcidas por todo el comedor son el rastro que deja a su paso el huracán. El sabor a tabaco de la boca y el ambiente cargado son las huellas del crimen cometido contra las cajetillas y los muchos cigarros consumidos. El pinchazo en la sien que siente cuando mueve la cabeza, el recuerdo de días mejores o peores, en todo caso, pasados.
Al intentar recordar la noche pasada, únicamente ve flashes que al intentar compreder, desaparecen. Imágenes inconexas que sólo es posible conseguir con altas dosis de alcohol mezclado con alguna que otra sustancia verde. Intentos malogrados de olvidar y prometer luz nueva bajo la almohada, si es que es posible que allí llegue un mísero rayo de sol. Pero esta noche no, esta noche no han habido lamentos hasta el amanecer, sólo la alegría del reencuentro. Promesas sí, demasiadas como para poder cumplirlas, pero lo importante es que había gente a la que prometer. No esa imitación barata de promesas que una se hace a sí misma y que luego ignora porque dan demasiado miedo o simplemente carecen de sentido. Anoche hubo calor, abrazos, brindis y amigos. Aunque sólo fuera en su imaginación.

lunes, 1 de noviembre de 2010

¿?

¿Es justo decirle a alguien que te está dejando que no lo necesitará nadie como lo necesitas tú?
¿A quién estás extorsionando? ¿A la persona que se va haciéndola sentir responsable de tu infelicidad? ¿O a ti misma al ver que se va la persona que te hacía feliz sin tener que hacer tú nada para serlo?

miércoles, 27 de octubre de 2010

Muerto el perro...

Mientras esperaba su llamada se encendió otro cigarro. Esperó y le dio una calada. Siguió esperando y el cigarro amenazaba con consumirse. Estaba a punto de acabarlo, las últimas columnas de humo se deshacían en el aire y fingió que ya no esperaba. Fingió ponerse en marcha, hacer cosas en casa y, mientras, el maldito teléfono seguía sin sonar.
Sin darse cuenta puso un CD. El equivocado, como siempre que ponía uno sin pensar. Siempre conseguía poner los que le ponían triste y esta vez no iba a ser una excepción.
De pronto, Ismael Serrano le decía que hiciera de todo, todo menos coger el teléfono maldito. Prefería que estuviera pendiente del goteo del grifo a que descolgara.
Se sentó en el sofá y se dejó llevar por la música; pero sabía que seguía esperando, así que encendió otro cigarro y apagó las luces para dejar unas velas sobre la mesa. Después respiró hondo y desconectó el teléfono.

viernes, 22 de octubre de 2010

Funambulistas y suicidas...

Te quiero como el funambulista a su cable de acero o el suicida a su cornisa... Duele, pero es bonito no saber quién pertenece a quién.

lunes, 11 de octubre de 2010

Visita guiada

Volver a casa nunca me había parecido tan sugerente. Pero esta vez ha sido distinto, volver a ver las caras de siempre, pero cambiando mi situación personal. Ha sido bonito volver por unos días y fingir que nunca me he ido.
Aún no he tenido tiempo de echar de menos, pero volver nunca está de más. Reconocer olores en casa, abrazar a mi madre, hablar con mi padre o fumar con mi hermana mientras de fondo se escucha música árabe y con velas como única fuente de luz con la que mirarle a la cara (como demostrando que aún sigues en Granada, que la vuelta no es definitiva).
Pasear por las calles de siempre, ver grandes avenidas que dejan a la Gran Vía granadina como una estrecha calle del Carmen, volver a los cafés solitarios, visitar a los amigos, retomar conversaciones que siempre quedan inacabadas... son sólo algunos de los placeres que se pueden experimentar únicamente habiéndote ido, aunque sea temporalmente.
Bonito, corto e intenso. Como debe de ser.

lunes, 20 de septiembre de 2010

No hay más sordo...



-¿Sigues enamorada?


-Ahora ya no vale la pena...


-Ésa no es una buena respuesta.


-Tampoco ésa es una buena pregunta...




Dibujo: Macus Romero http://meicas.blogspot.com/

lunes, 13 de septiembre de 2010

Chica de anuncio

Cuando por fin se conocieron verdaderamente (o eso creyeron, no sé) él se sorprendió de que ella no fuera como parecía. Las sombras, que hasta entonces habían permanecido ocultas, salieron a la luz y las luces eran menos de las que se esperaba. Cuando se lo dijo, ella contestó:

-¿Qué quieres que te diga? NO soy una chica de anuncio...

Pensaba que él ya lo sabía y sintió ser ella la que se lo descubriera.

jueves, 2 de septiembre de 2010

A veces un "no" niega

Haré justicia y pondré los versos de Salinas que me dieron pie a la entrada anterior. Nada que decir, no vaya a ser que se desteja lo que han tejido los años y los síes.

-A veces un "no" niega-

A veces un "no" niega
más de lo que quería, se hace múltiple.
Se dice “no, no iré”
y se destejen infinitas tramas
tejidas por los síes lentamente,
se niegan las promesas que no nos hizo nadie
sino nosotros mismos al oído.
Cada minuto breve rehusado
(¿eran quince?, ¿eran 30?)
se dilata en sinfines, se hace siglos,
y un “no, esta noche no”
puede negar la eternidad de noches,
la pura eternidad.
¡Qué difícil saber adónde hiere
un no!. Inocentemente
sale de labios puros un no puro;
sin manchas ni querencias
de herir va por el aire.
Pero el aire está lleno
de esperanzas en vuelo, las encuentra
y las traspasa por alas tiernas
su inmensa fuerza ciega, sin querer,
y las deja sin vida y va a clavarse
en ese techo azul que nos pintamos
y abre una grieta allí.
O allí rebota
y su herir acercado
vuelve camino atrás y le desgarra
el pecho al mismo pecho que lo dijo.
Un no da miedo. Hay que dejarlo siempre
al borde de los labios y dudarlo.
O decirlo tan suavemente
que le llegue
al que no lo esperaba
con un sonar de ”sí”.
Aunque no dijo sí quien lo decía.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

No puedo...

Después de haber tenido una relación extaña en la que la comunicación se basaba en discusiones, piques y enfados tontos, se miraron como nunca lo habían hecho. Se quitaron las máscaras y por primera vez se vieron. No había disfraces y frases hirientes, sólo dos personas que se descubren lenta y cuidadosamente.
Se miraban a los ojos y ella se reclinó poco a poco sobre él. Se acercaba y ya notaba el bello erizado por lo que estaba por venir. Ambos sabían cuál era el siguiente paso, pero de repente él se quedó inmóvil.

-Lo siento, no puedo...

Un "no puedo" que destejía lo que tantos días llevaban intentando tejer. No dijo "no quiero" ni "no lo deseo", con esas dos frases hubiera sido mucho más sencillo dejarlo correr. Ella podría haber intentado olvidar... pero, ¿un "no puedo"? Un "no puedo" deja esperanzas a las que amarrarse y no permite olvidar.
Ahora ella sólo tenía dos opciones: o hacer que pudiera y esperar, u olvidarse de todo. Aunque en el fondo, tenía muy claro que lo segundo ni siquiera era una opción.

martes, 31 de agosto de 2010

Volver

Casi siempre suele salir bien la vuelta, aunque haya días en los que cueste abrir los ojos. Todo parece volver a la normalidad poco a poco mientras nosotros nos acoplamos al cambio de ritmo. Volvemos a tener prisa, volvemos a tener la sensación de sueño que abandonamos por unos días rodeados de unas cañas y buenos amigos.
Volver siempre implica despedirse de algo y este año, en mi caso, va a ser una despedida sonada. Las calles de Valencia darán paso a los cármenes de Granada. El Miguelete sentirá envidia de la Alhambra y el gris de la ciudad cederá al blanco andaluz. El incienso llenará mi nueva habitación y la vida valenciana quedará reducida a unos días al mes.
En este septiembre la vuelta será diferente, como el calendario que espera ser usado duranto el nuevo año que empieza.

viernes, 13 de agosto de 2010

Al fin

He decidido tomarme esas vaciones para descansar de mí misma. Ya era hora.
Pero no te preocupes, me acordaré de abrir y cerrar los ojos para demostrar que hay vida dentro de mi cuerpo; les he pedido a los vecinos que me rieguen de vez en cuando bajo la ducha; cerraré todas las puertas para que no entre nada ni nadie; he dejado mis sueños al cuidado de mis padres y he tirado la llave al mar.
Me voy lejos... muy lejos de mí.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Ssssh...

Quizá Platón y Los Secretos tengan razón con eso de que "No tiene nada que decir, sobran palabras cuando se es feliz". En ese caso, quiero enmudecer para siempre.

domingo, 8 de agosto de 2010

Necesito vacaciones...

¿Para cuándo unas vacaciones y descansar de nosotros mismos?
¿Eh?

Café frío y cigarros

Me gusta tomarme los últimos tragos del café con leche cuando ya está frío, como símbolo de la vuelta a la realidad. Recuerdo cuando, de pequeña, veía a los adultos tomar café; sabía que era cosa de mayores y que para mí era terreno vedado. Ahora me doy cuenta de que el tiempo ha pasado de que los tomo de manera inconsciente y que me he hecho mayor.
Las cafeterías tienen ese no se qué que hace que el mundo se pare mientras estás en ellas. Lo mismo me pasa con los cigarros. Esos cigarros que fumas esperando ver salir el humo para poder quedarte mirando las formas que se van dibujando y desapareciendo. Al final, el humo desaparece y necesitas dar otra calada para ver formas nuevas y perderte mirando al techo para ver mejor las columnas de humo.
Por eso me gustan las cafeterías. Me gustan por el humo, por el café, por las conversaciones (que empiezan queriendo arreglar el mundo y acaban sin solucionar nada), me gustan por la gente con la que estoy y porque me siento yo estando allí dentro. Los minutos se convierten en una hora girando alrededor de un café.
Los cafés, los cigarros, las cafeterías... no dejan de ser formas a través de las que huyo. Otra forma de ocultar lo que verdaderamente escondo.

sábado, 31 de julio de 2010

Sambori


Como Oliveira y La Maga, ellos caminaban sin buscarse pero sabiendo que andaban para encontrarse. Les gustaba descubrirse entre la multitud y fingir sorpresa al verse cada nueva vez. También ellos jugaban al cíclope cuando sus caras se iban acercando y se planteaban que no era posible estar aquí para no poder ser. Buscaban acertar en la siguiente tirada y caer en el Cielo de la rayuela mientras seguían saltando de número en número con la única seguridad que daba la mano del otro cuando le servía de apoyo.
No estaban en París ni se reunían el Club de la Serpiente ni tampoco tenían la vida bohemia con la que siempre habían soñado, pero dentro de la normalidad trataban de buscar esa chispa diferente que los hiciera únicos.
Visto desde la distancia, no dejaban de ser esos ilusos que creen ser distintos, que se sienten afortunados y compadecen al resto de los mortales por no tener lo que ellos poseen; aunque aquello que tienen, o creen tener, no dura para siempre.

martes, 20 de julio de 2010

Pensar Bonito

Estando en armonía con una misma la vida es más feliz,¿¿¿no??? Debemos creer a los expertos y contestar que sí aunque no las tengamos todas con nosotras.Lo que queda claro es que, por lo menos, las angustias son menos y las penas con pan son menos.
¿Pero hasta que punto una ansía ser feliz creyendo que los demás lo son? ¿Hasta qué punto estamos engañadas y creemos que es nuestro deber ser felices? ¿Acaso nuestro miedo es único? ¿Somos las únicas a las que no le sonríe la vida y los demás tienen días de vino y rosas mientras que los nuestros son, los más, de garrafón y espinas? ¿Realmente es creíble que los demás no son tan desgraciados como creemos ser nosotras? Sinceramente creo que la diferencia es que nosotras tenemos tiempo de planteárnoslo, tenemos ese regalo que sólo le es concedido a los niños y a los universitarios: el tiempo. Aunque no lo creamos, el tiempo ahora mismo nos sobra y no tenemos otra cosa en que gastarlo, nada más que en penar, darle vueltas al mismo tema veinticinco veces al día, a la semana,al mes...y por eso los ciclos periódicos de angustia vital se repiten con tanta facilidad.
¿Acaso crees que un hombre en paro, una madre con dos hijos, una señora mayor, un abuelo que debe cuidar al nieto (porque el/la hij@ cometió el error de pensar que podría traer al mundo un niño al que dedicarle tiempo o criarlo sin problemas) o cualquier otra persona que va por la calle corriendo porque no llega al trabajo o simplemente porque cree que tiene prisa, van a pararse a pensar en el drama de sus vidas? Hace años que la vida ya no tiene sentido para ellos, viven en la pecera como peces de colores, que el tiempo es una quimera a conseguir en la próxima vida... ¿van a malgastar el poco que les queda entre las manos, que casi tienen que arañar con las uñas, en medio de unas obligaciones y otras en pensar veinte veces lo mismo? Yo, desde luego, al llegar la noche caería rendida en la cama y nunca habría dormido suficientes horas durante la noche para afrontar el nuevo día.
Así que mi consejo es sencillo: amarguémonos, hundámonos, huyamos (que hoy es siempre todavía), bailemos, cantemos, pensemos veinte veces lo mismo ,¿por qué no? Al fin y al cabo, hoy el tiempo es nuestro único tesoro. Aunque a este consejo tengo otro que añadir: si es posible, démosle la vuelta a algo alegre, pensemos lo mismo todo el día, pero que sea bonito y démonos cuenta de que lo amargo ya vendrá y no tendremos tiempo de pensar en ello, sólo lo viviremos. Disfrutemos del regalo del tiempo, del tesoro del estudiante y del niño (aunque por motivos diferentes) y que no haga falta ponernos de acuerdo los días bajoneros, que el Sindiós al final se tiene que acabar. Que quieras o no, somos mujeres que necesitan creer en algo, como todo ser humano, y el Sindiós no se nos da nada bien...queremos certezas.
La única certeza que tengo para ofrecerte es que la vida pasa y, además, mata. Distrutemos del aión universitario, que el de la niñez ya nos quedó atrás, y ya nos amargaremos cuando llegue el momento (porque llegará...no quiero mentirte) así que pensemos, pero pensemos bonito.

jueves, 15 de julio de 2010

Noche de calor

Anoche se hizo la luz al apagar la de mi habitación. Todo parecía claro y distinto (bendito Descartes). ¿Qué te ha pasado si antes eras tan feliz? Escuché la voz desde detrás de mi cabeza, me giré y no vi a nadie. ¿No te queda nada más que ofrecer? Me volví a girar y seguía sin haber nadie.
Pensé que todo era una alucinación producida por el sol después de un día de playa. Pero aún así no pude ignorar las dos preguntas. Me tumbé en la cama a intentar conciliar el sueño y se convirtió en una lucha contra las sábanas. Ellas se enredaban en mis piernas sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo y mientras, el tic-tac del reloj se iba comiendo los minutos hasta convertirse en horas. Una vuelta para un lado, otra para el otro, posición fetal, boca arriba, de nuevo otra vuelta hasta ponerme boca abajo, enfadada...como si la cama fuera el enemigo.
No corría el aire, me ahogaba y las sábanas seguían molestándome. Me levanté y las eché para atrás, bebí agua y volví a la cama. Y otra vez las dos preguntas en el aire. Estaba claro que no iba a domir, así que me levanté y me fui a la calle a pasear mientras pensaba.
Sólo era el calor y lo sabía, pero aún así...¿realmente ya no tenía nada que ofrecer?

miércoles, 7 de julio de 2010

Verano

Estoy rozando el desastre y sé que no hay nada que hacer, que diría Miguel Ríos. Eso es justo lo que pasa, que no tengo nada que hacer y no me digas que estudiar, porque a estudiar no pienso empezar hasta dentro de algún tiempo.
Estoy flotando en el aire irrespirable, como sólo lo sabe ser el aire de julio en Valencia. Ése que no te deja ir por la calle desde las dos hasta las seis de la tarde; ése que te hace sudar sin un motivo claro; ése que te recuerda las nubes del invierno que pide Fito en verano; ése tan caliente que te pega en la cara y parece que te tumbe; ése cargado de humedad que te recuerda que la ansiada playa de invierno se convierta en insoportable en verano (por la gente y por el calor) y ése que hace que nos echemos a las calles en cuanto trae alguna nube con la falsa esperanza de que ella nos calmará el calor. Sólo se trata de un engaño más del verano. Te promete fiestas, amigos, locuras, sinrazones y cosas varias. Tú siempre lo esperas como agua de mayo y piensas en los muchos sirocos que te harán dar un giro a tu vida. El verano es el momento de las esperanzas, esas que se mueren con cada septiembre, cuando te das cuenta de que nada ha cambiado y que la culpa ha sido tuya y sólo tuya.
Pero pensemos, como todos los años, que este verano será distinto y que andaré entre la cirrosis y la sobredosis, con una especie de mueca que recuerde a la sonrisa que tenía cuando era la princesa de la boca de fresa (aunque dudo que alguna vez mi boca haya sido de fresa, si acaso de tabaco y cafés). Daré mi vida entera por llevarme el equipaje estos meses y los que están por venir y trataré de elminiar la mueca.

jueves, 1 de julio de 2010

La Tierra Prometida

A Julio.
Después del mes de junio, que se ha convertido en un mes de peregrinación hacia la Tierra Pometida de julio, es hora ya de convertirnos en el Pueblo Elegido y olvidar de una vez que algún día hubo exámenes y noches sin dormir.
Es hora de asomarnos a ver qué nos depara la Tierra Prometida del verano y de leer sin prisas, de sentir el sol en la piel, de bañarse en el mar, de buscar sitios aún no encontrados, de estar con la gente y sentirse felices, de salir y beber sin remordimientos...
Esa es Mi Tierra Prometida, estoy segura.

miércoles, 2 de junio de 2010

Junio

De nuevo días de no dormir. Días abocados a la desesperación de no querer hacer nada y, sin embargo, no poder parar. Días de calor que impiden que te concentres o que te hagas a la idea de ponerte a estudiar. Días de exámenes, un mes interminable que ni siquiera ha empezado.

Ver caras de agobio, no poder entrar en el aula de estudio. Ver gente sin dormir que se mantienen vivos gracias a una infinidad de cafés. Zombies en el metro y en la facultad, cigarros consumidos en los cinco minutos de descanso antes de volver a empezar, nervios a flor de piel y mal humor constante.

Junio siempre se presenta igual. Es ese mes que algunos tememos que llegue, que intentamos olvidar durante el resto del año, pero que regresa imparable cada doce meses. Sabemos que sólo es un mes, pero eso no evita el pensar que no conseguiremos acabarlo. El verano parece ahora más lejano que nunca, aunque en Valencia arda el asfalto y no haya sitio bajo las sombras de los árboles de la facultad. Sólo podemos intuirlo en los calendarios. Para ir a la playa, primero hay que morir temporalmente. Tender a nuestro no ser durante un tiempo para después volver con un ser renovado aunque cansado y falto de horas de sueño.

Ojalá el tiempo no existiriera y pudiera leer y disfrutar todo lo que quiero... En cambio, Bacca, Foucault, los formalistas rusos, Kant, Fichte, Hegel y, como siempre Aristóteles y Platón, se únen a Wittgenstein y Moore para hacer de nuestro junio un mes cronos, pero una eternidad aión.

p.d. Filosofía sí, pero tiempo, por favor...

sábado, 29 de mayo de 2010

La vida es sueño...o no

Si es verdad que la vida no se mide por el tiempo que se vive sino por cómo se vive...hay gente que apenas ha vivido.

Hay veces en que pienso que yo soy de esas personas que cree vivir aunque realmente lo único que hace es vegetar. Algunos días me despierto con la sensación de que me faltarán vidas para hacer lo que quiero; y otros, en los que me acuesto con la sensación de haber vivido demasiado en pocas horas.

Tal vez el sueño cartesiano sea lo real, tal vez tenga razón aquél que dijo que no vivimos, sino que esperamos vivir o simplemente vivamos sin pensarlo.

Igual Descartes pensaba como yo y se atrevió a crear un sistema sólo para invitarnos, no únicamente a dudar, sino también a plantearnos qué queremos y qué no en nuestra vida. Aunque también puede ser que el genio maligno que nos engaña no sea tan sólo una hipótesis en sus "Meditaciones" y realmente sea nuestro otro yo que nos va poniendo trabas, asustándonos y mintiéndonos para que nos replanteemos la vida.

Sinceramente, no quiero al dios salvador que no me engaña porque es perfecto y como ser perfecto no puede conocer la maldad. Una vida sin tropiezos no puede llamarse vida, sólo vegetar. Quiero que el genio me engañe, llorar y volver a empezar; no un camino de rosas donde la incertidumbre no exista por estar en un mundo lleno de certezas claras y evidentes.

No sé, aunque la vida sea sueño, los sueños sueños son. "Son" es la clave: sueño, vigilia o prisionero, rey como Calderón. Lo que cuenta es que son. Supongo que es más bonito pensar que se está despierto o que se es rey, pero lo que realmente importa es vivir. Mejor vivir como rey, aunque no sepamos diferenciar si soñamos o no. Vivir como despierto a toda costa es lo que cuenta.

No sabemos si despertaremos del sueño o si soñamos, pero creo que lo importante es creernos reyes, sólo por si acaso. Sólo para poder medir la vida por cómo y no por cuánto hemos vivido.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Ingredientes para una felicidad fingida aunque efectiva

-Muchas horas de no pensar
-4 o 5 cervezas
-1 o 2 amig@s
-Una pizca de positividad
-Tener alejados los CD's que te ponen triste
-No escribir (ya sabes que nunca escribes cosas alegres)
-Ocupar tus horas haciendo parecer que estudias
-Cambiar de tema cuando las conversaciones te agobian
-Música alta para no escucharte a ti misma
-No tener tiempo para nada
-Perder el poco tiempo que tienes durante un rato para ir el resto del día corriendo
-Autocomplaciencia en grandes dosis
-Autocontrol en dosis aún mayores que en el ingrediente anterior
-Sonreír sin saber por qué
-Fingir, fingir y fingir que todo va bien.

Tal vez el ingrediente más importante sea este último, aunque cada cocinero puede sustituir algún ingrediente por el que prefiera.
El modo de preparación es sencilo: mezclar los ingredientes que tengas a mano, los que haya en el huerto de tu humor un día cualquiera. Remover durante un par de horas y...listo.
¡Que aproveche!

viernes, 21 de mayo de 2010

Es la hora...

Seis de la tarde de un día cualquiera. Me dirijo a mi cita, la vida se acelera. Todo puede esperar menos lo que traigo entre manos. Me preparo, un fuerte suspiro me sale de dentro. Preparada. Siento que me adelanto a todo. Los peatones que me cruzo por la calle me molestan. Los aparto a empujones o simplemente los esquivo. Todo va mucho más lento de lo normal. Tal vez sea yo la que va demasiado deprisa. Pero tengo un motivo para ir rápido. Mi futuro me espera en sólo cinco minutos. Llego tarde. Acelero, casi corro. No puedo pasar, sé lo que está por venir. Giro una esquina. Me encamino por una calle. Más personas, más tráfico. Corro. Tengo que llegar a tiempo. Ojalá se parara el tiempo. Es el único que va más rápido que yo. Lucho corriendo. Respiro. Intento no pensar en el dolor de piernas. Sigo corriendo. Me quedan dos minutos de tiempo. Llego tarde. No sé si esperará. Acelero. Casi no veo a la gente con la que me cruzo. Sólo manchas que se mueven. Me ahogo, pero sigo corriendo. Un minuto, pero necesito cinco. Quiero llegar. Coger el futuro con las manos. Tocar. Sentir. Respiro. Respiro. Respiro. Es la hora. No llego. No he llegado. Me detengo. No puedo hacer nada. Respiro y me deshincho. Ya no merece la pena correr. Llego tarde. Se ha hecho tarde. Tarde como siempre. Tarde como nunca.

Respirar

Miro la luna y me imagino en un bar triste, lúgubre y lleno de humo. Me veo sentanda esperando a que aparezca en la puerta una figura desconocida que se dirija a mí y se siente en mi mesa. No quiero hablar, sólo sentirme acompañada y observar a los bebedores contarle sus miserias al camarero mientras la vida sigue pasando trago a trago.

La noche empieza a amenazar con convertirse en día y yo sigo sintiéndome sola en un bar al que no habría entrado nunca de no ser por la música jazz y blues que repica en cada copa. Miro mi cerveza, enciendo otro cigarro y espero que este último trago calme lo que llevo acallando durante meses en mi cabeza. Espero que todo se borre, que cada miembro se descontrole y que, por fin, todo sea locura. Abandonarme a la sensación de libertad, comprender que nada de lo que hago importa, sentirme feliz durante unos instantes para volver, mañana, a la vida renovada. Levantarme sin resaca y pensar que todo va a ir a mejor (seguir engñándome) y olvidarme de quien soy y de quien pude ser alguna vez. Sólo vivir, sólo respirar.

jueves, 13 de mayo de 2010

Hoja en blanco

No sé qué tengo en la cabeza, pero me encanta empezar hojas nuevas, tanto de libreta como folios. Me esmero en volver a hacer la letra inteligible y me reclino sobre la mesa para concentrarme de nuevo en lo que estoy copiando o escribiendo.

Luego, a medida que avanzo sobre la hoja y ésta se va consumiendo, me vuelvo a abandonar. Ya no importa escribir bien o bonito, sólo acabar la página para empezar otra.

Es, más o menos, la misma situación que cuando empiezo el día (o cualquier actividad nueva). Empiezo con ganas y decidida, pero eso sí, nunca sé cómo acabarlo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Cenizas

Es raro saber que lo que antes estaba ahí (o eso creías) de repente, se ha ido, como cuando el humo de un cigarro se disipa haciendo bucles y columnas, cada vez más dispersas, hasta dejar de verse.

Lo mismo ha ocurrido aquí. Se ha ido convirtiendo en columnas de humo hasta que ha desaparecido. Dolió, pero ya no. Por lo visto, no merecía la pena (ni yo tampoco).

El cigarro se ha consumido (casi sin haberle dado unas caladas) y nos hemos quedado hechos humo, más que eso, cenizas en un cenicero que nadie se acuerda de limpiar.

p.d. "Donde hubo vuelo, sólo ha quedado escombro de plumas..." Ismael Serrano (¿alguien lo dudaba?)

lunes, 10 de mayo de 2010

Instantes

¡Menuda noche la de aquel día! ¡Menudo concierto y menudo cantautor!

Por unos instantes fui feliz y sin fingirlo... me lo pasé bien en la boda, aunque fuera disfrazada, me sentí bien con la gente y el ambiente animaba a tener Esperanza. Cuando volví con los demás a bailar y fumar puros, cambiada y con ropa corriente, no quería irme, quería seguir bailando y sin saber por qué.

Pero me fui y aparecí en otro mundo. En un bloque de edificios donde Ismael Serrano nos iba contando lo que sabía de sus vecinos. No sé por qué su madre le dice que no hable tanto...eso es lo que le distingue de otros. Con humor hizo denuncia social, nos dijo que debajo de los adoquines no había arena de playa; que una señora mayor emprendía la huída (aquélla que hizo con su marido muchos años atrás); que intentó escribir una canción para enseñar a vivir a un recién nacido y se dio cuenta de que sólo era su aprendiz; que muchas veces nos callamos las mejores palabras (los "te quiero" se quedan en la punta de la lengua) y, además, nos recordó que lo importante es acordarse de vivir.

Volví a ser feliz sin remedio, y ya iban dos veces en un día. Por una vez, gané la partida. Llevaba días jugando a ser feliz y durante unos instantes lo fui sin darme cuenta.

Me ha dado fuerzas para esta época, donde Bacca y Kant van a bailar una conga en mi cabeza, mientras Foucault me dice al oído que existen animales "que de lejos parecen moscas", que "se agitan como locos" y otros que están "dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello" según una enciclopedia china. A la vez, escucho de lejos a María Zambrano diciendo que el filósofo mantiene la esperanza y que la filosofía le ayuda a prepararse para la muerte, con ella alcanzará la idea. Pero que no me olvide: filosofía sí, pero a costa de cuánta renuncia.

En esta mezcla de voces, pasos de baile y noches sin dormir...Filosofía. No una filosofía de la bonita de hablar en los bares, sino filosofía de libros y más libros, de horas de estudio y de incomprensión. Filosofía que se estudia en el Cronos mientras una necesita el Aión para entenderla. Horas que se escapan leyendo sólo dos páginas para entender la mitad. Aión desacompasado que suplica más horas a Cronos y que éste, implacable, nos lleva por el "carnaval del tiempo".

En fin, horas de estudio y remordimientos por no haber estudiado lo suficiente; noches de insomnio por lo que ha de venir... época de exámenes al fin y al cabo.

jueves, 6 de mayo de 2010

En fin...

--Viñeta "Dignos de crédito" de Manuel Fontdevila, publicada en el diario "Público" el 24-abril-2010. Enlace http://blogs.publico.es/manel/page/2/



¿Por qué los bancos te felicitan cuando les debes dinero? Tengo la cuenta al descubierto en 50€ desde hace más de un mes; aun así, el otro día me encontré con que Bancaja me deseaba un feliz cumpleaños. ¿Eso significa que me perdonan la deuda?

Mientras yo espero constantemente a que el cobrador del frac aparezca en mi puerta y cada vez que voy por la calle miro a los dos lados para ver si alguien me chilla "¡Eh, tú, morosa!" y se venga detrás de mí vestido de pantera rosa, resulta que me mandan un sms como si no pasara nada.


Supongo que para un banco que le concede dos millones de euros al mayor corrupto de todo Baleares, yo, una pringada que debe 50€, no debo preocuparme (sólo soy una delincuente menor). Sin embargo, cuando, cortésmente, me llega otro sms diciéndome que tengo que solucionar el problema cuanto antes, no dejo de sentirme mal.


He de decir que conmigo lo de la pantera rosa no funcionaría. Le diría a mi madre que preparara un plato más de sopa (de ésa que no quiere ni oler Mafalda) que tendríamos un invitado..., y al final, me lo llevaría de fiesta, le invitaría a algún piti y cuando me preguntara que por qué debiendo dinero me voy a los quintos, le contestaría que es porque son baratos y que celebro mi pobreza.

No sé, igual Bancaja no se enfada conmigo porque no soy nada, porque 50€ son calderilla para ellos, mientras que a mí me supone un dilema moral.


Sigo esperando a lapantera, pero igual no me la mandan porque el dinero público que le dio el gobierno ya se ha acabado y, además, con los dos millones para Matas se han quedado sin liquidez...¡una pena! Ahora seré yo la que tenga que enviarle un sms a Bancaja para felicitarles el cumpleaños, y por supuesto, contribuiré con mis 50€ a que salgan del pozo y puedan conceder hipotecas. Lo prometo, los devolveré.


(Espero que se haya captado la ironía. En fin...¡Qué vergüenza!)

domingo, 2 de mayo de 2010

Tempus fugit

Y ya van 21...sólo.

Hoy ha sido el día de los "parece que fue ayer", "madre mía, ya te acercas a los treinta", "un abrazo, que no se cumplen años todos los días" y ¡Menos mal! No creo que pudiera soportarlo.

Odio ser el centro de atención, todo el mundo te mira como si esperaran que tú dijeras unas palabras memorables, un brindis cojonudo... y lo único que quieres es que acabe la comida y celebrar los no-cumpleaños.

Tiene mucho más sentido celebrar cada día como un nuevo pequeño milagro, como un presente que se escapa sin poder remediarlo, sabiendo que hoy es único (por muy mal que haya ido el día), ser consciente que hoy no volverá; que se convertirá en ayer y que toca volver a coger fuerzas porque espera un mañana. Saber que "ahora" es un instante, que se cuela entre los dedos mientras pensamos que se ha ido... pero no hay que obsesionarse pensando que el tiempo vuela porque cuando quieres darte cuenta estás de nuevo en la cama esperando al día siguiente mientras se te ha olvidado vivir (lo sé por experiencia).

Simplemente hay que celebrar la vida, que el tiempo ha pasado y que pasará, no pensar en que los buenos tiempos han pasado y recordar que los buenos tiempos siempre, siempre, están por venir. Construir la vida, la nuestra, pensando en que puede no haber mañana, pero sabiendo que lo habrá; vivir una vida (un segundo, un minuto, una hora, un día, una semana, un mes, un año...) hoy, pero una vida donde mañana nos apetezca estar. Saber que no queremos dejarla, pero siendo conscientes de que algún día se acabará.

No se trata de entristecernos con el paso del tiempo, sino de celebrarlo, no un cumpleaños, sino la vida misma. Saber que hoy es un regalo y que los no-cumpleaños maravillosos cuentan, incluso más, que los cumpleaños oficiales. Los cumpleaños están bien, nos recuerdan que hemos vivido, que crecemos; pero también nos hacen reflexionar, ver aquello que tenemos y queremos mantener, aunque también lo que no tenemos (o tenemos) y que queremos cambiar. No es nada más, no sé por qué tanta celebración y tantos abrazos un único día... la vida es siempre, que no se (me) nos olvide.

p.d. Felicidades a todas las mamás...ellas, como los bebés, nos recuerdan que no es tan malo crecer. Besos.

jueves, 29 de abril de 2010

Nubosidad variable

Tras varios días de felicidad (auto)fingida aunque efectiva, con la que voy viviendo o malviviendo, ha llegado el momento de la siguiente conversación:
-A: Quiero mudarme de persona.
-M: Mañana seré yo la que te diga que quiere mudarme de persona.
-A: Esperemos que no, que tu estado de felicidad se está alargando, ¿eh?
-M: Sí, yo también estoy asombrada. Parece ser que se preveen claros los próximos días en el frente emocional.
A: Genial. En los míos se aproximan borrascas con precipitaciones.

Moraleja: No hay manera de ponerse de acuerdo en el clima emocional, es un completo sindiós.

martes, 27 de abril de 2010

Ana y Jorge

Y ya hay un Jorge más en el mundo.... Me alegro por él, pero me alegro más por la tía, aunque creo que ninguna de las dos nos lo acabamos de creer.

Ahora viene lo bueno: lloros, horas de no dormir, más lloros... pero, sobre todo, viene mirarle a la cara y ver que, al fin y al cabo, "no es tan malo crecer", que diría uno que yo me sé.

Así que sólo felicidades, que me alegro por Ana y que besos a la mamá.

Hoy la entrada le tocaba a ellos, y una cosa más, la canción de Ismael Serrano "Regalo para un primer cumpleaños", la letra y la entrada de su blog explicando la canción. Un besazo enoooooorme, corazón y enhorabuena (que lo vas a hacer genial y lo sabes!!).


Regalo para un primer cumpleaños
http://www.youtube.com/watch?v=Omi1KMSqnzo
A ti, querido recién llegado, que habitas esa patria lejana que es la infancia, te canto. A ti que alumbras con tu mirada incandescente, maravillado, este mundo que hoy es nieve, frío y a veces herida. Quise escribirte una canción, como quien regala las pocas enseñanzas que pudo encontrar con la edad y me doy cuenta de que sólo soy tu aprendiz.
Que el mundo es un lugar prodigioso lo sabes, lo delata el faro de tu mirada estrenando el paisaje que visitas, nuevo para todos por estar tú en él. Que a veces vivir es doler, quizá lo descubras tarde, ojalá muy tarde, pero hoy has venido a recordarnos que no es tan malo crecer.
Es verdad, el planeta que te regalamos no es el que soñamos para ti, pero en esa aventura estamos, tratando de iluminar un futuro diferente, que vendrá a verte cualquiera de estos días, para recordarte que una vez nosotros lo intentamos, porque de eso no dudes, nosotros lo intentamos. Y, créeme, merece la pena hacerlo.
Nosotros, hace tiempo fuimos como tú, y ahora al verte aprender el nombre de todas las cosas, arrancas las telarañas que cubrían las viejas estanterías donde guardábamos juguetes y sueños. Pero tú no serás como nosotros. Serás mejor, serás un gigante habitando una ciudad nueva, encaramada en las copas de los árboles de un bosque más verde que este que nos abriga.
Puede que un día las sombras alarguen sus dedos, te toquen y te sientas solo. Piensa que nosotros, alguna vez, también nos sentimos así, que sobrevivimos al tedio y al abandono gracias a que siempre hay alguien como tú, con quien compartir el vuelo y emborracharse de risa y luz. Y así sabrás que nunca estarás solo, porque aunque no estemos, allí estaremos.
Todos perdimos el tiempo y la razón alguna vez y sí, a veces da la sensación de que estar vivo, es algo así como estar asustado, pero el reto es sostenerle la mirada al miedo y saber sonreír con complacencia mirándolo de reojo cuando aprendemos a torcerle el brazo y lo dejamos atrás. Verás que pocas cosas son irreparables.
Los recuerdos a veces parecen echar sal en las heridas, incluso los buenos recuerdos. Porque indiscretos nos señalan la fugacidad de las cosas y nos hacen caer en la cuenta de que, aunque ahora seamos mejores, somos otros, de que algunas experiencias son como un relámpago que ilumina brevemente la noche, como una ráfaga de viento que trae olor a mar o hierbabuena, leve y lejano, en mitad de Madrid. Momentos luminosos y azules como un cielo de verano que finalmente serán víctimas de la voracidad de los relojes, de la velocidad que imponen estos tiempos.
Pero de repente apareciste tú y entonces el recuerdo dejó de doler. Porque todo cobró sentido. El mundo amanecía en ti y nosotros despertábamos.
No sé qué decirte. Nunca fui bueno para dar consejos. Y aunque la edad lo exige, creo que nunca dejé de ser un crío. No sé. Te iré guardando los tebeos para cuando quieras leerlos. Estoy deseando que vayamos al cine juntos. Que suerte tienes que aún no has leído el Vagabundo de las estrellas ni los poemas de Neruda o César Vallejo. Del amor hablamos otro día que a veces hacemos demasiada literatura al respecto y nos olvidamos de lo importante y además hay cosas que ni se hablan, ni se cantan. Se viven. Y nuestra obligación es acordarnos de hacerlo. Acordarse de vivir, digo. Así que manos a la obra.
Junto con mi padre quise escribirte una canción para enseñarte a vivir. La titulamos Regalo para un primer cumpleaños. Eres un recién llegado y al poco de conocerte ya me di cuenta de tan sólo soy tu aprendiz.

-LETRA:
Creerás que el tiempo pasa rápido, que el buen recuerdo puede doler, pero has venido a recordarnos que no es tan malo crecer.
Verás que hay días con espinas y que puede doler vivir, pero recuerda que cada día el mundo amanece en ti.
Vendrá el futuro a verte cualquiera de estos días. Y tendrás en las manos lo que nunca tuvimos: la esperanza de un mundo con los mares azules, sin fieros huracanes o desbordados ríos.
No habrá hombres que mueran sin panes ni milagros. Y en la pared de enfrente leerás que alguien ha escrito un saludo de paz, un buenos días, un pájaro con las alas abiertas para volar sin tino.
Cuando las sombras se alarguen y te toquen con sus manos recuerda que siempre hay alguien, alguien que te anda buscando para pintar el futuro, ya ves, alguien como tú con quien compartir el vuelo y emborracharte de luz.
Vendrá el presente a verte con hambre de futuro, ese mañana incierto que algún día intuimos que tú harás cercano, más humano y abierto, más real, más igual, más justo y más limpio.
Será obligatorio escribir poesía y la palabra amor, como si fuera vino, tendremos que beberla obligatoriamente con cada trozo de pan partido y compartido.
Quise escribirte una canción para enseñarte a vivir, eres un recién llegado y yo ya soy tu aprendiz.

domingo, 25 de abril de 2010

Resaca

Dice la canción que "me desperté con resaca...y ese no es un nombre de mujer" y creo que la entiendo perfectamente.

El día ha pasado lento para mí y al mirar hacia fuera todo giraba demasiado rápido, pero es el precio a pagar por una noche de alcohol y tabaco en exceso. Y mira que lo sé, cada día de resaca me juro que no volveré a probar una cerveza, pero al final hago como que se me olvida y me rindo a la botella.

En fin, que ha sido un día desequilibrado, pero también está bien tener uno de éstos (y una noche como la de ayer) de vez en cuando, y más cuando hace tanto que no te das un homenaje...

viernes, 23 de abril de 2010

Ganar la partida de vez en cuando

"Debes jugar a ser feliz" es el nuevo imperativo que me he impuesto (otra orden y otra regla a la que seguir). Pero este mandato es una orden distinta, debo jugar a ser feliz para poder ganar alguna vez el juego. Para ganar la partida de vez en cuando.

Quizá algún día gane la partida a la tristeza, la soledad y la melancolía y me proclame vencedora en la eterna batalla, en el juego.

martes, 20 de abril de 2010

Voces

Estando esta mañana en el bar (como casi todas las mañanas) acompañada por un café, el “Tratado de la Naturaleza Humana” de Hume y el ruido de fondo, he escuchado la voz de un hombre que ha venido a pedir disculpas a la dueña por el retraso en un pedido. Era una de esas voces profundas, que parecen pertenecer a un hombre cabal y serio (aunque la mayor parte de las veces la apariencia no es real).

Me he dado cuenta de que las voces fácilmente me (des)equilibran y no ha sido la primera vez que me ha pasado. Al escuchar a Sabina me transporto a bares oscuros llenos de humo, olor a alcohol y promesas sexuales para una noche. Cuando escucho blues y jazz, aparezco en medio de una calle de Nueva Orleans siguiendo el ritmo con un pie. Si la música de fondo es Ismael Serrano, me entran ganas de revolución y, a la vez, me apetece meterme debajo de una manta a escucharlo con los ojos cerrados y únicamente salir de vez en cuando para fumarme un cigarro y perderme en el humo. Si pongo Manolo García o Revólver me hacen darme cuenta de que jamás escribiré como ellos y ganas me dan de apagar el reproductor y echarme a dormir… pero no puedo, al final sólo busco los días de vino y rosas en las puntas de los alfileres en mi vida.

En fin, que la voz me ha dado que pensar… y he recordado al “genio meditación de la especie” de Schopenhauer que sólo habla de mirarnos un poco más de lo normal al encontrarnos con alguien por la calle y se olvida de la voz. Me gustan las voces, no lo puedo evitar. Aunque pensándolo bien, no me gustan todas.

Me gustan las voces que susurran en los oídos; no me gustan las que hablan demasiado alto en el metro. Me gustan las voces de amig@s que reconoces en los bares; no me gustan las de las niñas que chillan al famoso de turno. Me gustan las voces que consuelan cuando estás mal, incluso los “shhhh” mientras te frotan la espalda; no me gustan las voces de la gente que habla sin tener nada que decir únicamente porque no soporta el silencio mientras está con alguien. De hecho, me gusta la voz del silencio (es la única que quiero escuchar de nueve a doce de la noche) y no me gusta la voz del NODO (no me gusta nada que venga de esa época, que mucho más allá de ser olvidada debe ser juzgada y condenada). Me gusta la voz de la gente a la que quiero, me gusta oírla al otro lado del teléfono, escrita en un mail o plasmada en un abrazo.

No sé, puede que haya voces que no me gusten y me desequilibren, pero hay otras muchas que hacen que, por unos instantes, me sienta totalmente equilibrada y me olvide del Koyanisquatsy.

lunes, 19 de abril de 2010

Primer día (des)equilibrado

Y aquí empieza todo. Me gustaría decir que ha sido fácil, pero estaría mintiendo ya que he necesitado dos horas de intentos para crear la cuenta, pelearme con la tecnología y maldecir contra algún dios que creó el blog y olvidó darme el don para que yo pudiera entender su funcionamiento.

Supongo que cabe preguntarse qué hago aquí si la tecnología y yo no nos llevamos muy bien.
La primera respuesta que me viene es que hay que evolucionar...aunque no me la creo. Creo más bien que tengo la necesidad de contar lo que me pasa, los desequilibrios que día a día me acompañan, las noches en vela y los amaneceres que amenazan con no llegar nunca; contarlos, pero sin ser vista, como desde una especie de ángulo muerto desde el que ver el mundo sin que él me vea a mí.

Básicamente esa es la única respuesta válida, aunque podría añadir que este blog es un intento de lograr el equilibrio que hace unos años dejé atrás y que pretendo recuperar aunque me lleve algún tiempo; ese equilibrio que pedía Aristóteles que sólo me parece una broma de mal gusto cuando miro mi vida y siento que todo está patas arriba.

En definitiva, no tengo muy claro si conseguiré el equilibrio, ni tan siquiera si lo quiero tener. Los polos extremos siempre son mucho más divertidos y el riesgo que implican mucho más emocionante... Bucaré el equilibrio pero a mi manera, de modo que lo buscaré cuando lo necesite pero lo rechazaré cuando me canse de él. Simplemente se trata de vivir y si tuviéramos el equilibrio garantizado, ¿dónde se encontraría la emoción de los nuevos despertares, de los sueños y los fracasos? ¿Dónde los días de no querer salir de la cama y los que daríamos todo lo que tenemos para que no acabaran nunca? De modo que sí, equilibrio pero del que nos hace sentir bien, no del que nos aleja de la vida que queremos y de lo que nos gusta simplemente porque alguien dice que eso no es lo que se debe hacer.

He de advertir que si lo que buscas es un final feliz, relatos alegres y cosas profundas...creo que te has equivocado con éste. Puedo pronosticar que la mayoría de los textos serán tristes, melancólicos, amargos e incluso repetitivos, pero ¿qué se puede esperar de alguien como yo, que tiene un Koyanisquatsy como Vida?