martes, 20 de julio de 2010

Pensar Bonito

Estando en armonía con una misma la vida es más feliz,¿¿¿no??? Debemos creer a los expertos y contestar que sí aunque no las tengamos todas con nosotras.Lo que queda claro es que, por lo menos, las angustias son menos y las penas con pan son menos.
¿Pero hasta que punto una ansía ser feliz creyendo que los demás lo son? ¿Hasta qué punto estamos engañadas y creemos que es nuestro deber ser felices? ¿Acaso nuestro miedo es único? ¿Somos las únicas a las que no le sonríe la vida y los demás tienen días de vino y rosas mientras que los nuestros son, los más, de garrafón y espinas? ¿Realmente es creíble que los demás no son tan desgraciados como creemos ser nosotras? Sinceramente creo que la diferencia es que nosotras tenemos tiempo de planteárnoslo, tenemos ese regalo que sólo le es concedido a los niños y a los universitarios: el tiempo. Aunque no lo creamos, el tiempo ahora mismo nos sobra y no tenemos otra cosa en que gastarlo, nada más que en penar, darle vueltas al mismo tema veinticinco veces al día, a la semana,al mes...y por eso los ciclos periódicos de angustia vital se repiten con tanta facilidad.
¿Acaso crees que un hombre en paro, una madre con dos hijos, una señora mayor, un abuelo que debe cuidar al nieto (porque el/la hij@ cometió el error de pensar que podría traer al mundo un niño al que dedicarle tiempo o criarlo sin problemas) o cualquier otra persona que va por la calle corriendo porque no llega al trabajo o simplemente porque cree que tiene prisa, van a pararse a pensar en el drama de sus vidas? Hace años que la vida ya no tiene sentido para ellos, viven en la pecera como peces de colores, que el tiempo es una quimera a conseguir en la próxima vida... ¿van a malgastar el poco que les queda entre las manos, que casi tienen que arañar con las uñas, en medio de unas obligaciones y otras en pensar veinte veces lo mismo? Yo, desde luego, al llegar la noche caería rendida en la cama y nunca habría dormido suficientes horas durante la noche para afrontar el nuevo día.
Así que mi consejo es sencillo: amarguémonos, hundámonos, huyamos (que hoy es siempre todavía), bailemos, cantemos, pensemos veinte veces lo mismo ,¿por qué no? Al fin y al cabo, hoy el tiempo es nuestro único tesoro. Aunque a este consejo tengo otro que añadir: si es posible, démosle la vuelta a algo alegre, pensemos lo mismo todo el día, pero que sea bonito y démonos cuenta de que lo amargo ya vendrá y no tendremos tiempo de pensar en ello, sólo lo viviremos. Disfrutemos del regalo del tiempo, del tesoro del estudiante y del niño (aunque por motivos diferentes) y que no haga falta ponernos de acuerdo los días bajoneros, que el Sindiós al final se tiene que acabar. Que quieras o no, somos mujeres que necesitan creer en algo, como todo ser humano, y el Sindiós no se nos da nada bien...queremos certezas.
La única certeza que tengo para ofrecerte es que la vida pasa y, además, mata. Distrutemos del aión universitario, que el de la niñez ya nos quedó atrás, y ya nos amargaremos cuando llegue el momento (porque llegará...no quiero mentirte) así que pensemos, pero pensemos bonito.

2 comentarios:

  1. El tiempo, que invento.
    Tu escrito me hizo recordar al libro "El miedo a la libertad" de E. Fromm
    Tal vez las personas buscan estar ocupadas, porque sino no sabrian que hacer con su libertad, con su tiempo y se hace más fácil vivir mecánicamente, que pensando en todo esto que muy bien nos contas.

    Saludos,

    ResponderEliminar
  2. Fabuloso y veraniego. Me ha gustado. Un saludo

    ResponderEliminar