De cuando en cuando, vale la pena levantarse de la cama y escribir. Hay noches en las que recordar es una obligación. También, hay otras, en las que se quiere apagar un reloj-despertador. Mañanas en las que la luz que marca la hora desaparece. Pilas nuevas, dicen que faltan, reloj estropeado en su defecto. Cambio.
Hay ratos de ensayo y acierto, lo del error lo dejamos para más adelante. Llegará, claro, pero las dos están pensando en lo demás; en las ganas de tener un domingo y lo largos que se hacen los miércoles. En las ganas de tener un despertar con la Ser y lo largos que se hacen el resto de días.
¿Solución? Ninguna, porque no hay problema.
Hay ratos de ensayo y acierto, lo del error lo dejamos para más adelante. Llegará, claro, pero las dos están pensando en lo demás; en las ganas de tener un domingo y lo largos que se hacen los miércoles. En las ganas de tener un despertar con la Ser y lo largos que se hacen el resto de días.
¿Solución? Ninguna, porque no hay problema.