sábado, 23 de mayo de 2015

No hay problema

De cuando en cuando, vale la pena levantarse de la cama y escribir. Hay noches en las que recordar es una obligación. También, hay otras, en las que se quiere apagar un reloj-despertador. Mañanas en las que la luz que marca la hora desaparece. Pilas nuevas, dicen que faltan, reloj estropeado en su defecto. Cambio.

Hay ratos de ensayo y acierto, lo del error lo dejamos para más adelante. Llegará, claro, pero las dos están pensando en lo demás; en las ganas de tener un domingo y lo largos que se hacen los miércoles. En las ganas de tener un despertar con la Ser y lo largos que se hacen el resto de días.

¿Solución? Ninguna, porque no hay problema.



2 comentarios:

  1. El relojero mágico1 de junio de 2015, 23:36

    Mi número consiste en parar el tiempo. Salgo a escena y manipulo un mecanismo que simula el de un gran reloj, con sus saetas y números. El público entra en trance y ahí empieza mi faceta de prestidigitador. Puedo detener la función a mi antojo, y cuando veo a las chicas emprender el vuelo o atravesar el cable, me permito congelar el instante y apreciar la belleza, inaprensible para el resto de mortales, del momento irrepetible.
    Pero sólo un instante, porque la vida es tiempo y, cuando no hay problema, es mejor disfrutar de su transcurrir imparable.

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  2. No sabes cómo les gusta a las dos. Saber, por un instante, que el tiempo se detiene. Notar que lo que hoy sólo es parar el tiempo, mañana sera adelantarlo, ganas de tenerte cerca.

    Al fin y al cabo, el tiempo sólo es una sensación. Contar páginas de un calendario mal planificado.

    Déjales que hagan su número, sabes que quieren estar en él y, además, el tiempo sigue transcurriendo. Congela los grandes momentos y acelera los que más daño hacen. Es el truco.

    Ellas contentas con saber que, por lo menos, uno les mira de verdad con el paso del tiempo, sin problemas.

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