domingo, 20 de julio de 2014

Vale ya

Ya está bien, siempre son los malos los mismos. Cansadas andamos de palestinos-kamikazes y de menos mal que tenemos a Israel. Vale ya de medias tintas, vale ya de ataques infundados a Podemos. Vale ya de todo.

Por eso ellas viven mejor entre cables, sin nadie que les recuerde que mañana es 21 de Julio. Vale ya, por favor. Como todos, habréis de asumir miedos; aceptar que entre derecha e izquierda viene alguien pegando fuerte. Vale ya de ataques idiotas y malintencionados que únicamente surgen del miedo a lo que nos puede ser arrebatado (desde el poder, digo). Con lo a gusto que estábamos nosotros mandando. Vale ya de teorías venezolanas, vale ya de subterfugios inventados. Dad la cara, es todo mucho más fácil.

Asumid que no lo hicisteis bien, que se os comen, pensad (si queréis, que no lo necesitamos, en cómo volver. Si os apetece). Pero dejad de despreciar a todo un pueblo que se nota, que respira. Una marea de gente que no quiere dueños. En eso ellas están de acuerdo.

Se niegan a identificarse con nadie más que su cable o trapecio, pero no están dispuestas tampoco a esperar el susto que deje a la cultura muerta (de risa).



domingo, 13 de julio de 2014

Sábado noche, nadie esperando más allá de la red, todo en orden. Era bueno disfrutar de una noche de descanso en pleno mes de julio. Todos en sus casas y ellas en la roulotte, la semana que viene ya vendría.

Dejaron de lado los estiramientos previos y las comprobaciones de cable y trapecio. Hoy era día de fiesta, hoy nadie iba a venir con "en dos minutos salís", aunque fuera la dueña.  

jueves, 10 de julio de 2014

Un rato

Nunca sabría decir cómo pero la Funambulista saltó sin red de fondo, eso era lo mejor. Consiguió llegar al otro lado sin prisas, sin respiraciones contenidas. Llegó la noche y dijo que sí, se descargó del peso y miró al cable; hoy era el momento y suponía que el público sería escaso, eso también iba a ser de lo mejor de la noche.

Sólo un punto en la espalda iba a ser el símbolo de la derrota, todo lo demás había sido triunfo. Sólo una marca que, como ella ya sabía, tardaría unas semanas en desaparecer. El precio por fumar, ya se sabe. Balcón abierto y luz en la mesita desembocaba en picadura sin necesidad de preguntarse por qué.

Como resumen era poco; se dejaba las risas, el agua caliente de una bañera, las conversaciones entrecortadas, los libros, las frases que quedaron a medias, las preguntas que no se llegaron a pronunciar. Estaba bien, no obstante. A pesar de los mosquitos, parecía que todo había funcionado sin necesidad de red.

P.D. A veces, sólo eso funciona, y no está mal. Aunque sólo sea por un rato.

sábado, 5 de julio de 2014

Ausencias

Sus ausencias nunca duraban más de un segundo. Sólo eran susto, sólo un no-volver-a-la-realidad, el tiempo suficiente para que el susto llegara. Nunca explicaba qué significaban, pero decía mucho con aquellas no-palabras.

Suponía la Trapecista que eran los momentos en los que la Funambulista buscaba una realidad inventada, que nunca tendría sentido. No lo buscaba tampoco, le comentó. Iba a disfrutar con los ojos cerrados, con el cable cerca pero sin red, tampoco nos pasemos. Ella había nacido para el Circo y había ciertos límites que no estaba dispuesta a sobrepasar.

No se iba a dejar engañar, tonta tampoco era. Los ojos cerrados sólo se mantendrían mientras ella quisiera; el resto del Circo sólo le iba a servir de consuelo cuando llegara la caída. Porque sabía que llegaría, no había más opción. Por eso escribía, siempre supo decir más escribiendo que hablando; tampoco sabía manejar unos ojos mirándole de cerca.

No, amigos, la Trapecista estaba convencida de que la Funambulista no aguantaría ningún cable sin su previa supervisión; sabría qué hacer y cómo manejarlo. Por ese lado estaba tranquila. Lo que realmente le preocupaba eran aquellas ausencias, aquellos momentos en los que no estaba y volvía como si nada. Cuando todos aplaudían y ella no sabía por qué.