martes, 27 de abril de 2010

Ana y Jorge

Y ya hay un Jorge más en el mundo.... Me alegro por él, pero me alegro más por la tía, aunque creo que ninguna de las dos nos lo acabamos de creer.

Ahora viene lo bueno: lloros, horas de no dormir, más lloros... pero, sobre todo, viene mirarle a la cara y ver que, al fin y al cabo, "no es tan malo crecer", que diría uno que yo me sé.

Así que sólo felicidades, que me alegro por Ana y que besos a la mamá.

Hoy la entrada le tocaba a ellos, y una cosa más, la canción de Ismael Serrano "Regalo para un primer cumpleaños", la letra y la entrada de su blog explicando la canción. Un besazo enoooooorme, corazón y enhorabuena (que lo vas a hacer genial y lo sabes!!).


Regalo para un primer cumpleaños
http://www.youtube.com/watch?v=Omi1KMSqnzo
A ti, querido recién llegado, que habitas esa patria lejana que es la infancia, te canto. A ti que alumbras con tu mirada incandescente, maravillado, este mundo que hoy es nieve, frío y a veces herida. Quise escribirte una canción, como quien regala las pocas enseñanzas que pudo encontrar con la edad y me doy cuenta de que sólo soy tu aprendiz.
Que el mundo es un lugar prodigioso lo sabes, lo delata el faro de tu mirada estrenando el paisaje que visitas, nuevo para todos por estar tú en él. Que a veces vivir es doler, quizá lo descubras tarde, ojalá muy tarde, pero hoy has venido a recordarnos que no es tan malo crecer.
Es verdad, el planeta que te regalamos no es el que soñamos para ti, pero en esa aventura estamos, tratando de iluminar un futuro diferente, que vendrá a verte cualquiera de estos días, para recordarte que una vez nosotros lo intentamos, porque de eso no dudes, nosotros lo intentamos. Y, créeme, merece la pena hacerlo.
Nosotros, hace tiempo fuimos como tú, y ahora al verte aprender el nombre de todas las cosas, arrancas las telarañas que cubrían las viejas estanterías donde guardábamos juguetes y sueños. Pero tú no serás como nosotros. Serás mejor, serás un gigante habitando una ciudad nueva, encaramada en las copas de los árboles de un bosque más verde que este que nos abriga.
Puede que un día las sombras alarguen sus dedos, te toquen y te sientas solo. Piensa que nosotros, alguna vez, también nos sentimos así, que sobrevivimos al tedio y al abandono gracias a que siempre hay alguien como tú, con quien compartir el vuelo y emborracharse de risa y luz. Y así sabrás que nunca estarás solo, porque aunque no estemos, allí estaremos.
Todos perdimos el tiempo y la razón alguna vez y sí, a veces da la sensación de que estar vivo, es algo así como estar asustado, pero el reto es sostenerle la mirada al miedo y saber sonreír con complacencia mirándolo de reojo cuando aprendemos a torcerle el brazo y lo dejamos atrás. Verás que pocas cosas son irreparables.
Los recuerdos a veces parecen echar sal en las heridas, incluso los buenos recuerdos. Porque indiscretos nos señalan la fugacidad de las cosas y nos hacen caer en la cuenta de que, aunque ahora seamos mejores, somos otros, de que algunas experiencias son como un relámpago que ilumina brevemente la noche, como una ráfaga de viento que trae olor a mar o hierbabuena, leve y lejano, en mitad de Madrid. Momentos luminosos y azules como un cielo de verano que finalmente serán víctimas de la voracidad de los relojes, de la velocidad que imponen estos tiempos.
Pero de repente apareciste tú y entonces el recuerdo dejó de doler. Porque todo cobró sentido. El mundo amanecía en ti y nosotros despertábamos.
No sé qué decirte. Nunca fui bueno para dar consejos. Y aunque la edad lo exige, creo que nunca dejé de ser un crío. No sé. Te iré guardando los tebeos para cuando quieras leerlos. Estoy deseando que vayamos al cine juntos. Que suerte tienes que aún no has leído el Vagabundo de las estrellas ni los poemas de Neruda o César Vallejo. Del amor hablamos otro día que a veces hacemos demasiada literatura al respecto y nos olvidamos de lo importante y además hay cosas que ni se hablan, ni se cantan. Se viven. Y nuestra obligación es acordarnos de hacerlo. Acordarse de vivir, digo. Así que manos a la obra.
Junto con mi padre quise escribirte una canción para enseñarte a vivir. La titulamos Regalo para un primer cumpleaños. Eres un recién llegado y al poco de conocerte ya me di cuenta de tan sólo soy tu aprendiz.

-LETRA:
Creerás que el tiempo pasa rápido, que el buen recuerdo puede doler, pero has venido a recordarnos que no es tan malo crecer.
Verás que hay días con espinas y que puede doler vivir, pero recuerda que cada día el mundo amanece en ti.
Vendrá el futuro a verte cualquiera de estos días. Y tendrás en las manos lo que nunca tuvimos: la esperanza de un mundo con los mares azules, sin fieros huracanes o desbordados ríos.
No habrá hombres que mueran sin panes ni milagros. Y en la pared de enfrente leerás que alguien ha escrito un saludo de paz, un buenos días, un pájaro con las alas abiertas para volar sin tino.
Cuando las sombras se alarguen y te toquen con sus manos recuerda que siempre hay alguien, alguien que te anda buscando para pintar el futuro, ya ves, alguien como tú con quien compartir el vuelo y emborracharte de luz.
Vendrá el presente a verte con hambre de futuro, ese mañana incierto que algún día intuimos que tú harás cercano, más humano y abierto, más real, más igual, más justo y más limpio.
Será obligatorio escribir poesía y la palabra amor, como si fuera vino, tendremos que beberla obligatoriamente con cada trozo de pan partido y compartido.
Quise escribirte una canción para enseñarte a vivir, eres un recién llegado y yo ya soy tu aprendiz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario