domingo, 8 de agosto de 2010

Café frío y cigarros

Me gusta tomarme los últimos tragos del café con leche cuando ya está frío, como símbolo de la vuelta a la realidad. Recuerdo cuando, de pequeña, veía a los adultos tomar café; sabía que era cosa de mayores y que para mí era terreno vedado. Ahora me doy cuenta de que el tiempo ha pasado de que los tomo de manera inconsciente y que me he hecho mayor.
Las cafeterías tienen ese no se qué que hace que el mundo se pare mientras estás en ellas. Lo mismo me pasa con los cigarros. Esos cigarros que fumas esperando ver salir el humo para poder quedarte mirando las formas que se van dibujando y desapareciendo. Al final, el humo desaparece y necesitas dar otra calada para ver formas nuevas y perderte mirando al techo para ver mejor las columnas de humo.
Por eso me gustan las cafeterías. Me gustan por el humo, por el café, por las conversaciones (que empiezan queriendo arreglar el mundo y acaban sin solucionar nada), me gustan por la gente con la que estoy y porque me siento yo estando allí dentro. Los minutos se convierten en una hora girando alrededor de un café.
Los cafés, los cigarros, las cafeterías... no dejan de ser formas a través de las que huyo. Otra forma de ocultar lo que verdaderamente escondo.

3 comentarios:

  1. De pronto creo que voy a pasar de odiar los últimos sorbos del café con leche cuando ya está frío a apreciarlo :)

    Me encanta esta entrada, María! Y resolver el mundo sin resolver nada en una cafetería.

    ¿Qué tal el verano? ¿Qué tal el tema Granada? :P
    Yo ya tengo el billete de avión para Alemania!

    Un beso!!

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  2. Hola Laurita!!

    Pues el tema Granada está ahí, en Septiembre... tienes toda la razón del mundo en tu entrada. No hablaremos de nostalgia por si acaso.

    Qué te voy a contar yo a ti de una cafetería? Si parece que hayamos nacido en ellas. Si las conversaciones de arreglar el mundo se repiten sin darnos cuenta. Debe ser defecto profesional.

    El verano bien, tranquilo y echando de menos a demasiada gente. Pero Granada está ahí ya y más nos vale vernos antes de que todas huyamos para un sitio o para otro.

    Me alegro por lo de Alemania!! Valencia no estará nunca tan vacía como el año que viene...

    Besotes, corazón!

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  3. y yo te leo y me dan ganas de escribir. Pero sé que mi estado anímico lo desaconseja altamente. Hurgar en la herida nunca fue demasiado bueno, así que...

    ay! sigue escribiendo, porfa. Yo estoy lejos, pero te leo con ganas. :)

    Te he mandado un correo electrónico.


    Me apetece un café...y no sé porqué.


    Muuuá.

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