sábado, 14 de julio de 2012

Estamos jodidos...


Indignada ya no es la palabra, seguro. Es algo que va mucho más allá. Es algo que no se puede explicar con una manifestación o un grito desesperado. Es esa sensación de agonía y podredumbre que tienes mientras ves como el resto del mundo cae, sin remedio, al tiempo que lo haces tú misma. Son ganas de salir corriendo pero sabiendo que tu lugar está aquí, quejándote, llorando, luchando.. como tantos otros. Esto ya no son recortes, tampoco intervención, es exprimir a un pueblo que ya no puede dar más zumo. 

Antes de ayer lo oímos, ayer lo leímos y hoy aún resuenan los ecos, tal y como lo harán mañana o dentro de diez años. Lo mejor de todo es que aún no hemos notado el efecto que todas estas medidas "necesarias", "imprescindibles" y "recomendadas" han de tener sobre nuestra economía, la del día a día. Lo mejor de todo es que hay mucha gente de vacaciones, intentando olvidar que España ya no es un país, sólo una olla a presión que no tiene válvula de escape. Pero, que no se nos olvide, volverá septiembre, implacable, como cada año... Volverá a llenar aulas, oficinas y colas del INEM, y esto último, más que nunca. Todos los recortes de hoy, tendrán consecuencias mañana; me da igual que se llame "más horas de trabajo", "menos sueldo a final de mes" o "este año no hay Navidad". Todo se resume bajo el mismo lema: estamos jodidos. Y que se lo digan a Andrea Fabra...

No se trata, sólo, de hacer dimitir a nadie (aunque debería serlo), no es un discurso de aquélla que ya no entiende nada: la subida del IVA, el cansancio de muchos funcionarios delante de Génova o el grito ahogado de los mineros que retumba desde muchos metros de profundidad... Se trata de esa incertidumbre de vivir. Vivir hoy, porque mañana no se sabe... Saber prescindir de todo porque ya nada está a tu alcance; explicarle a una niña que ya no hay nada, sólo miseria, dolor y miedo. 

Se trata de afrontar el día a día sin tener ningún objetivo más allá de malvivir. A eso estamos abocados todos. No se trata de asumirlo, sino de empezar a levantar la voz como hace algún tiempo hicimos. Despertemos, luchemos... El futuro depende de Ellos, pero, sobre todo, de nosotros y de lo que estemos dispuestos a tragar. Que no se nos olvide. 

A aquéllos que colgaron sus banderas en los balcones hace unas semanas: ¿de verdad que quieren seguir manteniéndolas donde están? ¿Siguen estando orgullosos de un país que, hace ya mucho, se olvidó de ellos y sólo les habla para pedirles "sacrificios" ante el Dios-Mercado? 

2 comentarios:

  1. Viure sense futur, ens cal una nova filosofia per comprendre els nous temps, o traure'n de la tomba alguna per a temps de crisi, a vore, un epicureisme sense consum? Estoïcisme amb afany de superació? No se, no se, potser un marxisme radicalitzat? Mira si tens faena per davant!

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  2. Jajajaja, faena jo? Això vos falta, que jo em fique a apanyar el món!

    Sí, ens cal un nou plantejament, això no té cap discusió. Cal trobar quin... Per a quan un nou llibre, eh?

    Gràcies per la visita. Bes!
    M.

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