viernes, 22 de julio de 2011

Vuelta a empezar

Quiso tener el poder suficiente para apagar el sol. Soplar, como si fuese una vela, pedir un deseo y apagarlo por unos días; pero el verano había llegado para quedarse y no había sombras en las que esconderse.

Todo y todos seguían moviéndose a su alrededor mientras ella esperaba el bus en la Gran Vía sin notar que ahora ya no existía. No es cierto, lo notaba, pero trataba de ignorarlo. Quería que no fuese verdad, que julio volviera a ser septiembre y que todo volviera a empezar. Se daba cuenta de que era un deseo absurdo y que tenía que volver a su vida, aquélla que había quedado entre paréntesis hacía menos de un año; tenía que seguir con lo que llevaba veintidós años tejiendo y tratando de adaptarse a los nuevos cambios. No valía para eso, lo sabía, pero no había otro remedio.

Respiró hondo y se dio cuenta de que no estaba todo tan mal, de que iba a ser tía por primera vez, de que los amigos de siempre estaban aquí, de que València la recibía como la había dejado y que no le guardaba rencor por un año de ausencia. Reconocía que era exagerada su reacción, que, en el fondo, estaba bien volver. Lo que no entendía era el por qué de esa voz que escuchaba en su cabeza que acababa la frase "Está bien volver..." con un "...pero sólo por un tiempo".

Sólo quería apagar el sol por unos días, por unas horas y controlar la situación.

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