martes, 17 de junio de 2014

Merendar en las nubes

¿Merendar en las nubes? Jamás practicó para eso. ¿Salir con una red de fondo? No tenía ningún sentido. Las dos se empeñaban en demostrar que las redes no servían para nada, que estaban por puro decorado.

Los demás las esperaban abajo, aguantando el aire durante su número. Es posible que los demás lo pasaran mal, pero ellas habían crecido entre cables y engaños. Un número más no iba a suponerles el salto al vacío. Siempre que saltaban tenían a alguien mirando, con la respiración contenida y el susto en el cuerpo. Amigos circenses, no son tontas, saben el suelo que no pisan.

Que no se paren las rotativas pero que se encienda la magia, que venga el Mago. Algunas veces llega y es real. Era el tipo que faltaba en el circo. Tuvimos a un  Prestidigitador que sólo pretendía contentar a todos con su mentira. Un payaso triste que se quería vender a las fieras.  Ilusionemos al público con que puede ser real. Otros vendrán a decirnos que no, que nuestro tiempo pasó hace algunos años. Pero ahora no podrán evitar el futuro. Que me lo cuenten, todos ellos, que saquen de la chistera algún momento mágico.

Siguen sin querer merendar en las nubes, tampoco que les alargues el cable, ellas son así. No tienen necesitad de nadie hasta que la tienen. Sé que no esperan nada más allá de un mañana. Necesitan a gente para montar el Circo.

 Necesitan que te lances, que vengas  de cualquier manera, y montarlo. A su manera, el Circo. #TheShowMustGoOn


2 comentarios:

  1. Lo primero es presentarme, soy la dueña. Sí, en teoría soy la que organizo, contrato, administro y dirijo este circo. En la pràctica nada de eso ocurre, sólo soy una más en este peculiar microcosmos.
    Si me he decidido a intervenir en este diálogo intermitente que se ha montado es porque no me han gustado algunas de las intervencions que he leído, y tampoco algunas de las insinuaciones que he captado. Y no intervengo por ser la que manda, que no lo soy, porque nadie manda de manera absoluta, y menos yo, el poder es una retícula que se administra horizontalmente y no de manera vertical com habitualmente se cree.
    Por eso quiero dejar la cosas claras, si este circo existe es por las chicas, ellas son el alma del circo, con ellas se creó y ellas son las únicas imprescindibles. El resto, estan ahí, aportan su plus de originalidad, pero sin ellos el circo continuaría rodando. Ni el prestidigidator, ni el payaso, ni siquiera el motorista y, por supuesto, tampoco la chica para todo, ni siquiera yo misma somos necesarias para que esto funcione.
    El circo es de mis chicas, porque cuando ellas salen a la pista, el mundo se para y las estrellas contienen el aliento. La trapecista y la equilibrista son el alma del circo, y sólo ellas concentran la atención del público de manera absoluta, sin concesiones.
    Que pare ya esta guerra de egos que se ha montado, únicamente ellas son las que importan, y todo gira a su alrededor. Miradlas a los ojos, habladles sin rodeos y aceptadlas como son, porque ellas son nuestro valor principal, nuestra razón de ser. El circo son ellas, y basta de especulaciones.
    Únicamente me permito un consejo, si alguno os puedo dar, no caigáis en el mismo error en el que incurrió la paloma kantiana, que creyó que sin aire volaría más ligera, no es así, sin cable no se puede hacer equilibrismo, igual que sin aire no se puede volar, aunque a veces la paloma lo crea y la equilibrista lo desee. La libertad no existe en el vacío, sin circunstancias, la libertad no es más que el pobre consuelo de un ser limitado a las circunstancias en las que vive. Sin trapecio no hay trapecista, sin cable no hay equilibrista, sin mis chicas no hay circo, sin condiciones no hay humanidad.
    Os quiero, chicas, no abandonéis nunca este circo, porque sin vosotras, yo no existo.

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  2. Me cuentan las chicas que, de momento, no piensan abandonar el barco, que nadie se asuste. Están contentas con tanto compañero que quiere contar su experiencia. Ellas siguen pensando que el Circo es su sitio. Copio el mail que me han mandado para la Dueña:

    "Señora Dueña, no tiene usted de qué preocuparse. Seguimos, nos gusta. Este Circo nos da vida, aire, y aprendemos cosas nuevas en cada ciudad que recorremos con él.

    Gracias por sus palabras, nos han pillado desprevenidas. No pretendíamos ser el centro; aunque imaginamos algo cuando tanta gente venía a vernos entre asustados y expectantes; no sabíamos hasta qué punto éramos necesarias. No obstante, queremos ser Circo, necesitamos compañeros que cuenten sus experiencias.

    Nosotras, ya se lo dijimos, sólo tratamos de hacer mejor el espectáculo, aunque en estos días no es cosa fácil. Sólo hacemos lo que sabemos hacer, intentando que nadie se aburra. Los cables, los trapecios, las redes... Crecimos con ellos, no nos terminan de asustar.

    Pero todos nos necesitamos en el Circo, al menos, en éste. Necesitamos que hablen las aristas y los ángulos muertos, aquéllos que siempre son olvidados. No somos nadie sin ellos, somos un Circo que sabe lo que es la emoción y la derrota; el triunfo y el tiempo detenido.

    Gracias, por esa declaración (de amor, incluso), por pensar que nosotras dos podemos levantar un espectáculo. Seguimos, pero todos juntos. En el fondo, aunque usted no mande nada, significa mucho para nosotras.

    De momento, nosotras, alegres y encantadas. Pero no despida a la Chica Para Todo, es parte del Circo. Y, por favor, anime al Domador, lo notamos triste.

    La Funambulista y la Trapecista".

    Nada más digo.

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