sábado, 18 de abril de 2015

Ratos

Ratos de no tener prisa, existen. Da fe la Funambulista. También hay otros en los que preparan toallas, por si acaso. ¡Qué coño! También, otros, en los que la colada felicita algún momento de la noche anterior, y sale limpia.

Por lo que saben ellas, una más que otra, hay ratos en los que si se chilla, no pasa nada. Nada salvo todo, claro. También tienen alguno de silencio absoluto en los que mirar nunca está de más. Se notan observadas, y les gusta. Poder mirar a unos ojos que te están mirando desde hace un tiempo siempre es una ilusión.

Sí, gastan sus minutos en cosas pequeñas, como papeleras de baño con bolsas o toallitas, saben que las tienen, que están ahí. Son. Alguien ha tenido que ponerlas ahí. No sueñan, ya lo sabemos, con nada que se pueda escapar de sus dedos; y esas pequeñas cosas les alegran la vida.

Lo mismo es el café que sale tarde y silencioso de una cafetera que una mañana con la Ser. Parecido a una noche de buscar contacto, de ronquidos, de buscarse. Decían que esos ratos se asemejaban mucho a llamar a una puerta y que te la abriera la persona que buscabas.

Sin prisas, con ganas, respirando hondo y saltando... En el Cable.

2 comentarios:

  1. El domador de mosquitos5 de mayo de 2015, 16:23

    Me llamaron urgentemente del circo, aunque nunca podía llegar a pensar que un trabajo eventual se convirtiese en fijo. Las chicas se negaban a actuar, los mosquitos las llevaban fritas y, en esas condiciones, ellas no actuaban, decían. Así que allí fuí, pertrechado con mis chismes a dominar la situación.
    Empecé con los mosquitos, pero tuve que continuar con las avispas, moscas y demàs bichos, cosas del verano, ya se sabe, el calor.
    Al final, he acabado preparando zumos, cafes con leche (con hielos) y contando cuentos para ayudar al sueño.
    Pero me gusta el trabajo y a ellas parece que también, actúan con más soltura, con seguridad, sin miedos.
    Es de sabios aprovechar los buenos momentos que nos da la vida, no creéis?

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  2. El domador de mosquitos5 de mayo de 2015, 16:24

    Me llamaron urgentemente del circo, aunque nunca podía llegar a pensar que un trabajo eventual se convirtiese en fijo. Las chicas se negaban a actuar, los mosquitos las llevaban fritas y, en esas condiciones, ellas no actuaban, decían. Así que allí fuí, pertrechado con mis chismes a dominar la situación.
    Empecé con los mosquitos, pero tuve que continuar con las avispas, moscas y demàs bichos, cosas del verano, ya se sabe, el calor.
    Al final, he acabado preparando zumos, cafes con leche (con hielos) y contando cuentos para ayudar al sueño.
    Pero me gusta el trabajo y a ellas parece que también, actúan con más soltura, con seguridad, sin miedos.
    Es de sabios aprovechar los buenos momentos que nos da la vida, no creéis?

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